El reciente alboroto en Florida sobre la censura del poema «The hill we climb» de Amanda Gorman en realidad tiene más que ver con el nivel de lectura de los adultos en este país, como Daily Salinas, quien primero protestó por el poema más que por su contenido y contexto.

La pregunta que debería estar en la mente de todas y todos es, ¿cómo es posible que en el país más grande que el mundo haya conocido, una persona adulta no tenga las habilidades de lectura para comprender lo escrito por un poeta?

La propia Salinas admitió «no soy lectora» y la parte triste de esa declaración es que probablemente no sea capaz de entender el poema por carecer de las habilidades de alfabetización requeridas para para leer el poema. Ella no es la única en esa situación. Tomando como referente los resultados respecto al nivel educativo de los adultos estadounidenses, que arrojan fuentes en línea como el Centro Nacional de Estadísticas Educativas o Wikipedia, las cifras son impactantes.

En el mejor de los casos, la tasa de alfabetización promedio para personas adultas en este país está en un nivel de lectura de octavo grado. Incluso con ese estándar bajo, alrededor del 18 por ciento está por debajo de ese nivel de lectura y son personas analfabetas. Esto significa que no necesitan poner una X cuando firman su nombre en un contrato, pero no pueden leer ni entender lo que han firmado. Ahora, ¿no es eso encantador?

Amanda Gorman declama su poema “The hill we climb” (“La colina que subimos”) durante la quincuagésima novena Inauguración Presidencial en Washington el 20 de enero de 2021. Cortesía: Navy Petty Officer 1st Class Carlos M. Vazquez II/Chairman of the Joint Chiefs of Staff

Salinas es un ejemplo perfecto de la deficiencia en habilidades de alfabetización. Podría demostrar que estoy equivocado si ella se grabara en YouTube o en algún canal de Fox leyendo en voz alta la Constitución, y luego la Declaración de Derechos. Una apuesta a que no lo hará.

La solución no es censurar la poesía, sino fomentar su lectura. Muchos estudios neurológicos muestran que la poesía estimula diferentes partes del cerebro. Leer poesía, especialmente para los jóvenes, permite experimentar mundos indirectamente, imaginar significados metafóricos, literales o simbólicos del lenguaje, o disfrutar de las palabras por su propio y misterioso poder emocional. Albert Einstein comentó una vez que si no hubiera estado expuesto a la poesía cuando era joven, no se habría convertido en el científico que fue.

El lenguaje, después de todo, es lo que crea nuestra realidad, nuestra visión del mundo, y cuanto mejor entendamos cómo funciona el lenguaje, especialmente a través del proceso de lectura, mejor seremos todos.

Entonces, aquí hay una pregunta para quienes actualmente forman parte de las juntas escolares: ¿el título del poema de Amanda Gorman «The hill we climb» («La colina que subimos») es literal, metafórico, simbólico o los tres a la vez? Si una persona adulta no puede explicar un poema, no debería exigir lo que se enseña o no se enseña.

Desafortunadamente, demasiados adultos en este país son, como la señora Salinas, un ejemplo perfecto del mantra republicano de mantener a nuestros ciudadanos ignorantes, pobres (estoy seguro de que Salinas no vive en una mansión al lado de usted sabe quién ) e impotentes. Oh, se les ha dado la ilusión de poder, pero, padres y madres, no se engañen: si no puede leer la legislación propuesta por una camarilla de cabilderos como el ALEC (Consejo de Intercambio Legislativo Estadounidense), ¿cómo sabrá que reducir el material de lectura tiene como objetivo hacer que su hija o hijo sea más tonto que usted?

Como alguna vez señaló el gran poeta salvadoreño Roque Dalton: «La poesía, como el pan, es para todos».