Una multitud en el centro de San Francisco protesta en contra de la brutalidad policiaca el 13 de diciembre. Foto S. Thollot

EDITORIAL DEL EQUIPO

Los nombres de Walter Scott, Eric Garner, Michael Brown, Trayvon Martin y (más recientemente) Freddie Gray se han vuelto sinónimos de brutalidad policiaca, lo que ha desencadenado manifestaciones en todo el país y generado la frase emblemática: “Black Lives Matter” (Vidas Negras Importan), publicada recientemente en la revista Time en su portada y a letras mayúsculas, después del asesinato de Walter Scott a manos de policía del departamento de North Charleston muerte que fue capturada en video.

Pero no había un titular similar para Antonio Zambrano-Montes, un trabajador inmigrante indocumentado de Michoacán, México, cuya muerte también a manos de la policía, previa a la de Scott fue igualmente capturada por el celular de un testigo.

Si bien el asesinato descarado de Zambrano-Montes provocó indignación en Pasco, Washington, en donde sucedió el evento, la historia casi no trascendió más allá de la zona noroeste. Pareciera que la muerte de Zambrano-Montes no coincide con la noticia de Black Lives Matter; tampoco los nombres de Alex Nieto o Amilcar Pérez-López.

“Hemos sufrido el mismo tipo de humillaciones que los afroamericanos. Pero nunca te darías cuenta de eso a menos que realices una búsqueda en internet”, dijo Alex Nogales, presidente de la Coalición Nacional de Medios Hispanos.

Es cierto. Y la falta de una respuesta equivalente merece la pregunta: ¿Qué (en cuanto a los medios de comunicación están preocupados) distingue el valor de una vida negra de la de una vida latina?

Nogales cree que es posible que la razón sea tan simple como la fuerza de la costumbre.

“Es un diálogo antiguo entre los blancos y los negros que ha excluido o minimizado o no prestado tanta atención a los latinos”, dijo Nogales.

Pero Nogales también reconoce el papel de los medios de comunicación para no sólo reflejar el estado de la sociedad, sino en darle forma.

“Los medios de comunicación deciden a quién quieren representar”, continuó.

Joaquín Ávila, un abogado y experto de derechos de voto de Seattle, Washington cree que el problema es parte de uno mayor, de cómo los latinos están representados o, quizás más exactamente, no representados en los medios de comunicación.

Un estudio recientes de Media Matters parece confirmarlo. Según el estudio, los latinos representan menos del siete por ciento de los clientes que salen en noticias del medio de televisión (a pesar de que representan 17 por ciento de la población), y la mayoría del tiempo que aparecen, es para hablar de inmigración.

“Ellos nos encasillan en un grupo comunitario unidimensional que sólo se enfoca en el tema”, dijo Ávila.

Así que la falta de latinos en el diálogo nacional de los medios de comunicación, en un momento en que nuestros números son más grandes que nunca, sugiere una respuesta a por qué nombres como Nieto y Pérez-López no resuenan tan profundamente como los de Brown y Garner.

Y la falta de representación de latinos en los medios de comunicación sólo crecerá en la medida en que nuestra demografía siga en aumento en relación con el resto de la población.

NHMC ha pedido reuniones con CNN, y también con otras estaciones de noticias nacionales para discutir la falta de invitados y corresponsales latinos.

Nogales también quiere señalar que la falta de reconocimiento de los latinos en los medios de comunicación no es culpa de la comunidad negra o del movimiento Black Lives Matter.

“Todo depende de nosotros”, dijo. “Tenemos que ser quienes llamemos atención sobre el hecho que latinos están siendo asesinados, en los números grandes que estamos siendo asesinados. Cuando todo está dicho y hecho, no podemos echar la culpa a nadie por no estar incluidos en el diálogo”.

Depende en nosotros. Como medio étnico, la responsabilidad es nuestra para cubrir lo que los medios de comunicación nacionales y comerciales descaradamente prefieren ignorar. Es nuestra responsabilidad esforzarnos en la conciencia nacional para demostrar que nuestros números no sólo cuentan cuando llega la temporada de elecciones. Y tal vez entonces, se darán cuenta de que nuestras vidas son importantes también.