Imagínate una gran fiesta nacional que ocurre solo cada 10 años, cuyas amenidades y premios ascienden a billones de dólares y son distribuidos según las necesidades de los asistentes. Ahora, imagina que, en este caso, la fiesta es el censo, y tu asistencia debes hacerla en línea, por teléfono o por correo, y tu premio, la capacidad de acceder a programas federales que satisfagan tus necesidades.

Del 12 al 20 de marzo, la Oficina del Censo de los EEUU envió una invitación a todos los hogares —los 50 estados, el Distrito de Columbia y los cinco territorios, incluido Puerto Rico—, pidiéndonos a todos participar en el Censo 2020. Hasta ahora, solo la mitad de todas las personas lo ha llenado. En algunos estados, la participación está por debajo de un 25 por ciento.

Debido a que las operaciones de campo se suspendieron desde mediados de marzo hasta mediados de abril, eso se ve reflejado en esta baja participación. Entonces, ¿qué sigue? El 8 de abril, la Oficina del Censo comenzó a utilizar otra herramienta para contabilizar hogares: cuestionarios en papel, aunque puede seguir aprovechando los métodos en línea y telefónicos.

“Quienquiera que sea, ciudadano, residente, no ciudadano, sin hogar, se le pide que participe”, dijo Liz OuYang, abogada y activista que trabaja con comunidades en Puerto Rico y grandes áreas metropolitanas a través de todo el país. De hecho, el sitio web de la Oficina del Censo recuerda a quienes están considerando omitir la encuesta de 10 minutos, que la ley exige la participación de todos los que viven en el país.

Los resultados del censo tienen un tremendo impacto nacional y local. Su propósito constitucional inicial es determinar cómo distribuir los 435 asientos para la Cámara de Representantes. California ya de por sí perderá un asiento en el Congreso, lo que significa que tendremos una persona menos abogando por los problemas que afectan a nuestro estado. En tiempos inestables como estos, significa un defensor menos en la Cámara durante una crisis.

Esta información afecta al gobierno federal y al estado, pero su efecto en el financiamiento público genera grandes impactos a nivel local. El censo arroja información para los costosos programas federales y estatales, pero también a programas locales que los residentes podrían arriesgarse a perder si no participan.

Después de que el censo recopila y difunde sus datos, se crea una comisión independiente para la redistribución de distritos de votantes calificados en todo el estado. Esta comisión comenzará a reunirse a principios del próximo año y utilizará los datos del censo para redibujar los mapas de los distritos para los asientos del Congreso, así como del Senado y la asamblea estatal, y la mesa directiva de compensación, encargada de administrar los impuestos estatales y locales, lo que impacta más drásticamente los fondos públicos que una localidad podría recibir. Esto puede afectar aún más la toma de decisiones locales con respecto a qué condados podrían recibir más fondos para programas de cuidado infantil o qué vecindarios podrían incorporarse a distritos escolares particulares.

Los asuntos federales y locales se entrelazan a través del censo, ya que sus resultados influyen en cómo el gobierno distribuye cantidades masivas de recursos. Según el Centro de Política Tributaria, los investigadores y políticos utilizan datos del censo para distribuir más de $900 mil millones anuales en asistencia federal a los estados, gobiernos locales y familias. Eso es aproximadamente nueve billones en los próximos 10 años. Estos fondos tienen un impacto no solo en la toma de decisiones a nivel nacional sino también a nivel comunitario para cuestiones tales como: atención médica, vivienda, programas escolares, inversiones comerciales y más, lo que hace imperativo que logremos un censo justo y preciso.

Para este año, el recuento de personas de color no puede ser un número a negociarse: históricamente, los latinos son el grupo censal con mayor bajo recuento. En 1990, el rubro ‘Personas de origen hispano’ alcanzó un conteo de 5-6 por ciento menor estimado. En 2010, el subconteo de latinos fue 1.5 por ciento según la Oficina del Censo. Esto puede parecer una gran mejora, pero la población latina es la de mayor crecimiento en los EEUU y, junto con el sobreconteo aproximado de 0.8 por ciento de blancos no hispanos, podemos estimar que al menos $19 mil millones en fondos federales no se asignaron a las familias latinas cada año durante la última década. El Instituto Urbano predice un conteo insuficiente de hasta 2.2 millones de adultos latinos, justo por debajo del tamaño total de Chicago, y 1.6 millones de niños latinos.

La comunidad infantil hispana corre el riesgo particular de subconteo, representando más del 36 por ciento neto de menores de 5 años subestimados en 2010. Solo en California, las estimaciones predicen que 113 mil jóvenes latinos no fueron contados en ese censo. Con algunos de nuestros programas más esenciales, como Medicaid, SNAP y Pell, que llegan a la lista de los diez principales programas federales alimentados por la información generada por el Censo, debemos asegurarnos de contar a todos los niños. 

Algunas de las razones que impiden la participación de los latinos incluye la barrera del idioma, su situación como inquilinos y preocupación respecto a su estatus legal. Sin embargo, las guías del censo se ofrecen actualmente en 59 idiomas, incluyendo español, portugués y navajo; y sus formularios, así como las líneas telefónicas, cuentan también con versiones al español.

La situación como inquilinos no debe disuadir a nadie de participar. Los empleados del censo no pueden divulgar información de identificación personal, ni siquiera a ICE, al FBI o a los propietarios. Los encuestadores que violen esta regla, podrían recibir una multa de $2,500 y hasta cinco años de prisión.

Por último, el Censo 2020 no pregunta sobre el estatus de ciudadanía. De difundirse esa información, “la Oficina del Censo está obligada por ley a proteger sus respuestas y mantenerlas estrictamente confidenciales. La ley garantiza que su información privada nunca se publique y que sus respuestas no puedan ser utilizadas en su contra por ninguna agencia gubernamental o judicial”.

Al describir estas protecciones que tenemos mientras participamos en el censo, OuYang también refirió cómo el presidente intentó intencionalmente beneficiarse de este temor: “La administración del presidente dirigió esta pregunta a la comunidad latina”, dijo OuYang. “Quería incluir la pregunta para desalentar principalmente a los latinos de completar el censo y así, poder dibujar distritos del Congreso que fueran favorables para los republicanos”. 

Así que ahora se deben hacer esfuerzos para educarnos unos a otros, porque evadir el censo sólo beneficia a las personas que tienen el poder. Lo único a lo que se debe temer es a lo que sucedería de no participar en el censo: “Si las personas no lo responden, serán invisibles,” dijo OuYang.

El Tenderloin cuenta con la población latina de mayor crecimiento en la ciudad. Áreas como Tenderloin, Bayview y Misión suelen estar en mayor riesgo de no ser censadas correctamente, y por tanto, perder muchos de los recursos que financian programas sociales en su beneficio. Organizaciones como Code Tenderloin se han propuesto hacer que este censo sea el más preciso a la realidad. Cortesía: Code Tenderloin

Donna Hilliard, Directora de Operaciones de Code Tenderloin, hizo eco de un sentimiento similar: “Básicamente para nuestra comunidad, la mayoría de la población no tiene hogar. Muchos viven en carpas o automóviles. Recibimos mucha gente que piensa que no importa si lo completan [el censo]. Pero el hecho es que si estas personas no se cuentan, no obtendrán los recursos que merecen”.

El Tenderloin actualmente cuenta con la población latina de más rápido crecimiento en la ciudad, registra las cifras más altas de personas sin hogar e incluye una gran comunidad transgénero. Entonces, en realidad, áreas como el Tenderloin, Bayview y la Misión corren el mayor riesgo de ser subcontados y también son los que pierden más con los recortes a programas como la Sección 8 de vivienda.

Las organizaciones locales como Code Tenderloin están decididas a hacer de este Censo el recuento más preciso para San Francisco hasta la fecha. Hilliard explicó algunos de los esfuerzos de su organización en el distrito transgénero de Compton, un área del Tenderloin donde viven muchas personas transgénero y sin género definido.

“Hemos hecho esfuerzos especiales para que sea un poco más divertido con la música, y que sea un ambiente más festivo donde las personas que tradicionalmente no son contadas, puedan hacerlo”, dijo Hilliard. “También tratamos de ofrecer orientación tecnológica e información personal para que puedan sentirse cómodos al completar los formularios del Censo en línea”.

Y aunque muchas de estas organizaciones han tenido que adaptar sus esfuerzos para cumplir con las pautas de distanciamiento social establecido por las autoridades, la difusión de esta información para participar en el censo será más crítico que nunca. Del mismo modo que nuestras organizaciones comunitarias locales han dado un paso adelante al centrar sus esfuerzos para estar en línea o por teléfono, también podemos ser creativos y dispuestos en las formas en que alentamos a otros a participar.

¿Ya respondiste el Censo 2020?