Todos podemos estar de acuerdo en que la falta de vivienda es un problema grave en San Francisco, que se ha mantenido en rápido incremento, aun pese a que nuestra famosa ciudad liberal se ha convertido en uno de los lugares más ricos del mundo.

Nuestros alcaldes y supervisores, como discos rallados, prometen una y otra vez abordar el problema, pero rara vez, si es que lo hacen, se toman medidas significativas.

Es por eso que los votantes hemos colocado la Proposición C en la boleta electoral de noviembre y es por eso que debemos asegurarnos que se apruebe. La iniciativa ‘Nuestra ciudad, nuestros hogares’ ha sido respaldada por el Partido Demócrata de San Francisco y políticos progresistas como la Supervisora ​​del Distrito 6 Jane Kim y la Supervisora ​​del Distrito 9 Hillary Ronen, así como por numerosas organizaciones como el Distrito Cultural Latino de la Calle 24.

De aprobarse, la Proposición C aumentaría los impuestos en un 0.5 por ciento para las empresas más ricas de la ciudad (aquellas que ganan más de $50 millones al año) y utilizaría los ingresos estimados de $250 a $300 millones para financiar servicios como refugios y tratamientos para la salud mental y la adicción.

Nuestras calles han recibido mucha atención últimamente (tanto a nivel local como nacional) por sus malas condiciones: la suciedad, el uso en la vía publica de drogas, la evidente miseria humana. Nadie quiere ver eso. Pero, ¿esperamos que el problema simplemente desaparezca si nos quejamos de él durante el tiempo suficiente, o debemos, en realidad, hacer algo?

La Proposición C hace algo. Los críticos de la medida, como la alcaldesa London Breed y el ex supervisor Scott Wiener, dicen que el dinero por sí solo no solucionará el problema, pero no ofrecen otra idea que suene muy parecida a una justificación para seguir sin hacer nada.

Nadie está sugiriendo que el dinero solo hará el truco. Sabemos que un problema tan complejo y generalizado como la falta de vivienda, que está entrelazado con la adicción, la enfermedad mental y nuestra crisis de vivienda, no se puede resolver simplemente arrojándole dinero. Pero tampoco se puede resolver de forma gratuita. Y los fondos que generará la Proposición C son un paso en la dirección correcta.

Otra crítica a la Proposición C que anda flotando es porque de alguna manera afectará la creación de empleos, pero un estudio reciente realizado por la Oficina de Análisis Económico de la ciudad determinó que el aumento de impuestos tendría un “efecto mínimo” en los empleos.

Y no olvidemos que los impuestos a las empresas fueron reducidos hace solo unos meses por los republicanos en el Congreso, que actualmente están tramando más recortes de impuestos si continúan en el poder después de noviembre. Y luego, por supuesto, hubo el famoso recorte fiscal de la nómina de Ed Lee para gigantes de la tecnología como Twitter, que ayudó a poner en marcha esta última ronda de gentrificación en primer lugar.

La falta de vivienda es un problema que incumbe a todos los franciscanos, incluidos los más ricos. La Proposición C simplemente está pidiendo que los más ricos de los ricos contribuyan con su parte de la tarifa.