[su_label type=»info»]El Abogado del Diablo [/su_label]

Carlos Barón

En este mes pasado, San Francisco ha sido la escena de dos huelgas de hambre. Ambas se convirtieron en símbolos de acciones necesarias y eventualmente exitosas. Cuando parecía que todos los caminos para triunfar se cerraban o resultaban casi imposibles de recorrer, las dos huelgas obligaron a pasar al diálogo e iluminaron la salida del túnel.

Inicialmente, la acción original dirigida por un grupo de cinco huelguistas que fueron llamados ‘Frisco 5’. Esa huelga en particular comenzó como protesta en contra de la brutalidad policiaca, y los huelguistas acamparon afuera de la estación de policía en la calle Valencia.

Al otro extremo de la ciudad, en la Universidad Estatal de San Francisco, hubo una segunda huelga de hambre.  Cuatro estudiantes —Hassani Bell, Julia Retzlaff, Sachiel Rosen y Shekel Mestayer— se declararon en huelga para apoyar el bienestar y la expansión del Colegio de Estudios Étnicos, el cual fue creado en 1968 como resultado de una sangrienta disputa que duró un año en aquel entonces.

Se autodenominaron Frente de Liberación del Tercer Mundo, un homenaje al nombre original usado por los organizadores de aquella larga huelga de 1968, encabezada por un grupo multiétnico de estudiantes y la comunidad que los apoyaba.

La primera vez que hablé con los huelguistas de la Universidad Estatal de San Francisco, les dije que era chileno y profesor en el Departamento de Teatro, y que también había enseñado muchos años en el Departamento de Estudios Étnicos. Uno de los estudiantes me dijo que hablara con Sofía Cantú Cárdenas, estudiante en la San Francisco State, quien es chileno americana y vocera principal del grupo.

La estudiante de la SFSU, Sofía Cárdenas, habla ante la comunidad de estudiantes y profesores reunidos el 11 de mayo, para informarles de las nueve demandas acordadas con la Junta Escolar a fin de dar por concluida la huelga de hambre de cuatro estudiantes que apoyaban al Colegio de Estudios Étnicos. Foto Natasha Dangond

Cárdenas es una organizadora con experiencia, algo que heredó de sus padres y familiares chilenos.

“Nací aquí”, dijo ella. “Pero también estoy muy consciente de que la razón por la que nací aquí es porque en 1973 hubo un golpe de estado en Chile. Mis padre fueron exilados, al igual que mi abuelo”.

Ella parece sentirse orgullosa de su herencia, como chilena y como una joven activa y política.

“Mi padre siempre me dijo que debería ser activa y consciente de mi historia para que así nunca más sería víctima del imperio”, dijo.

La imagen se estaba aclarando en mi mente: ella no era una de las huelguistas de hambre, pero era su vocera, y estaba comprometida a apoyarlos. Es, además gran admiradora de Ella Baker.

Baker nació en Carolina de Norte en 1903 proveniente de una familia de clase media. Más adelante en su vida, se convirtió en una figura seminal del Movimiento de Derechos Civiles.

Cuando leí algunas de las citas y acciones de Baker, vi claramente que esta fuerte y bien educada mujer afroamericana había influenciado a esta otra bien educada joven activista, hija de chilenos exiliados. A la propia madre de Cárdenas se le expulsó de Chile cuando tenía apenas 11 años de edad.

Le dije a Cárdenas que ella era una “semilla accidental de la revolución”. Le gustó este concepto.

Sin duda, creo firmemente que ella es un ejemplo  viviente de uno de los muchos lados positivos del exilio. Aunque Cárdenas nació en los EEUU, creció rodeada del ejemplo y la memoria de su familia chilena activista.

El 11 de mayo, la huelga de hambre de los estudiantes se suspendió, cuando la presidenta de la SF State, Leslie Wong, firmo un acuerdo el cual señalaba una clara victoria para los cuatro huelguistas.

Al leer el acuerdo, me sorprendí de ver las cuatro firmas de los estudiantes a la par de la de Wong. No se mencionó a Sofía Cárdenas, la estudiante chilena vocera de los estudiantes huelguistas, pero estoy seguro que está muy satisfecha. Después de todo, estoy seguro que Cárdenas puede verse en estas palabras de Ella Baker: “Siempre he pensado que lo que se necesita es el desarrollo de las personas interesadas no en ser líderes, sino en desarrollar el liderazgo en otras”.

Como resultado de la huelga de los ‘Frisco 5’ y del fuerte y persistente apoyo a las demandas presentadas por la huelga de hambre, por lo menos cuatro miembros de la Mesa de Supervisores de San Francisco por fin han hecho un llamado para que el Jefe de la Policía, Greg Suhr, se retire de su puesto.

¿Serán estas pruebas del éxito de ambas huelgas de hambre?

Yo ciertamente pienso que sí.