Restaurante Local’s Corner, en las calles 23 y Bryant. Foto Mabel Jiménez

Nuestra querida comunidad está cambiando. Ese cambio dramático altera incesantemente la demografía y carácter de nuestro barrio, del cual son testigo los rostros jóvenes y blancos que cotidianamente caminan por las calles 24 y Valencia, y la reciente adquisición que jóvenes empresarios blancos están haciendo de empresas que eran de propietarios latinos.

Esto es consecuencia de esa plaga llamada aburguesamiento, que en los últimos 15 años se ha apoderado de nuestra comunidad y en las últimas semanas ha dado lugar a crecientes tensiones.

Tomemos el caso de residentes locales como Sandra Cuadra y su familia, a los que se les negó el servicio de comida en el Local’s Corner, un restaurante local ubicado en las calles 23 y Bryant. El incidente provocó una multitud de protestas públicas y el rencor hacia el propietario y sus empleados.

Por primera vez, trajo a la superficie la frustración y el descontento ante los cambios que están sucediendo y que enfrenta a latinos y no latinos. Así que fue un acto muy valiente el que la familia Cuadra diera un paso al frente y desenmascarara el racismo que sufrió.

Si nosotros, latinos y no latinos, debemos convivir, tenemos que encontrar la manera de hacerlo, prosperando como una comunidad multicultural sana. Un primer paso para los recién llegados, sería conocer lo más posible acerca de nuestro barrio. Del mismo modo, los nuevos comerciantes y sus empleados deberían recibir entrenamiento que los sensibilice respecto a lo cultural —lo cual es benéfico para el negocio y para la comunidad.
Animamos a nuestros lectores a que nos expongan cualquier incidente que consideren discriminatorio. Damos la bienvenida a sus cartas e historias que arrojen luz sobre el trato injusto a los latinos.
Pueden enviar sus inquietudes a comments@eltecolote.org o comunicarse con nuestro equipo de redacción al (415) 648-1045.

Parafraseando al filósofo irlandés, Edmund Burke: El mal triunfa cuando los hombres buenos y las mujeres buenas no hacen nada.

—Traducción Emilio Ramón