Tras la reja electrificada de tres metros de altura y una plantilla permanente de 435 marines estadounidenses, se encuentran encerrados 166 presos políticos en la Bahía de Guantánamo en Cuba.

Actualmente, 104 de ellos están en huelga de hambre desde hace más de 150 días, de ésos, 44 están siendo alimentados a la fuerza.

Frente al ayuno, a fines de mayo las autoridades estadounidenses resolvieron alimentarlos contra su voluntad. Para ello se ata al preso a una silla y se le coloca una cánula de unos cuatro milímetros de diámetro por la cual se le suministra un suplemento nutricional que baja por la nariz hasta el estómago.

Según cuenta Obaidullah, un prisionero afgano, los reclamos de los huelguistas comenzaron el pasado 6 de febrero, luego de que los guardias requisaran irrespetuosamente sus coranes.

Esto fue tomado como una falta de respeto por los religiosos, ya que en el Islam es una afrenta el que un no creyente toque el libro sagrado, lo cual generó una huelga de hambre, reclamo que luego se extendería hacia otros temas que generan fastidio entre los presos: el trato deshumanizado, la imposibilidad de comunicación con sus familiares y abogados, las duras condiciones disciplinarias, las vejaciones psíquico-físicas, la falta de juicios adecuados y la carencia de pruebas en su contra.

John Kiriakou, ex oficial de la CIA, denunció abusos en la prisión como la ‘gota china’ (se inmoviliza al preso y se hace que le caiga una gota de agua en la frente para no dejarlo dormir), el submarino, la privación del sueño, la exposición extrema al calor y al frío, la humillación sexual y otros métodos de interrogatorio y tortura empleados por China y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, según reveló el New York Times a mitad de 2008.

El origen de Guantánamo remite a principios del siglo XX, cuando Cuba se independizó de España y EEUU aprovechó el conflicto para ocupar la Bahía de Guantánamo instalando así una de sus 76 bases militares en América Latina.

La base naval comenzó a ser utilizada como centro de detención ilegal luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la invasión de los EEUU y Gran Bretaña a Afganistán bajo la presunción de la participación de grupos afganos en el atentado terrorista.

Bajo ocupación estadounidense, muchos civiles afganos fueron extraditados ilegalmente hacia el campo de detención de alta seguridad de Guantánamo, privados de su libertad y confinados todos los días, durante 22 horas, en una celda individual sin ventanas, vistiendo un traje anaranjado como el que se emplea para los condenados a muerte.

De las 779 personas que han pasado por Guantánamo, el único preso juzgado por un tribunal federal en los EEUU es Ahmed Ghailani, condenado a cadena perpetua en 2011 por atentar contra dos embajadas de los EEUU en África Oriental en 1998.

Otros, murieron o se suicidaron ahorcándose con las sábanas de sus camas, sin que se les practicara autopsia alguna, ya que se considera que Guantánamo no es jurisdicción legal de los EEUU.

Si bien el cierre de la cárcel fue una de las fervientes promesas electorales de Barack Obama y en 2009 había anunciado su cese temporal, el 31 de diciembre de 2011 firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional que permite la detención indefinida de los presos y suma restricciones a la hora de sacarlos de prisión.

El pasado mayo el activista argentino Adolfo Pérez Esquivel —Premio Nobel de la Paz en 1980—, escribió una carta a Barack Obama, pidiéndole “tenga la decisión y coraje de revertir esa grave situación y construir la paz y cumplir con las promesas a su pueblo. Usted fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz y como presidente de los EEUU, tiene la responsabilidad de trabajar y contribuir en la construcción de un mundo más justo y fraterno para todos. Señor Presidente, tiene asignaturas pendientes que resolver, sólo puede hacerlo si actúa con dignidad y coraje frente a las injusticias”.