El tres de junio fui a una protesta en el distrito Mision en San Francisco sobre Las Vidas Negras Importan (BLM). Quería entrevistar a la comunidad latina para saber ¿qué más podríamos hacer para apoyar a la comunidad negra?

“Yo soy mexicana y veo que tenemos mucho racismo internalizado, específicamente colorismo. Tenemos mucha anti-negrura en nuestras comunidades… Si vas a México vas a encontrar a personas blancas con ojos azules que son mexicanos y también vas a encontrar a hermanos y hermanas con la piel más oscura. Somos demasiado prejuiciosos con nosotros mismos”, Bella una estudiante universitaria de 18 años de edad.

Su respuesta tocaba un punto similar a las demás respuestas de ese día. Todos hablaban del racismo interno en la comunidad latina y el colorismo. El colorismo es cuando una persona es discriminada en su propia sociedad o grupo racial por el color de su piel.

Usualmente se menosprecia a las personas con tonos de piel más oscuras y se suelen a idolatrar a las personas de tez blanca. Antes de avanzar más, quiero destacar que este artículo está escrito desde la perspectiva de una mujer mexicoamericana de 21 años de edad y de piel blanca. Esta es mi opinión sobre estos temas. Me gustaría compartir situaciones de mi vida personal en donde vi expuesto este racismo.

Mi abuela materna me llevaba al mercado Del Valle en la ciudad de Zamora, en el estado de Michoacán. Fue ahí la primera vez que recuerdo haber visto a una mujer indígena. Sentada vendiendo nopales en bolsitas, vestía su traje típico con un lindo rebozo. No tenía yo más de cinco o seis años. Recuerdo el ruido peculiar de su lengua, el idioma de los purépechas. Cuando crecí empecé a escuchar a familiares hacer comentarios sobre la apariencia de las personas. Por lo general los comentarios solían tratarse del tono de piel y de las facciones. “Salió muy indito”, “pues qué bueno que salió blanca como la mamá”, “ tiene greñas de indio”, “pues mira que nosotros tenemos ancestría francesa y española, y con eso nos aliviamos”, “no seas tímida, no seas india”, “ se trata de mejorar la raza”, “está fea y prieta”. ¿Suenan familiar?

Ilustración: Gus Reyes

Este sentimiento de superioridad europea en mi opinión es en realidad miedo, rechazo, y vergüenza hacia las raíces indígenas, la raíz madre. ¿Pero qué pasa el 15 y el 16 de septiembre, o cuando quieren entrarle a la peda y cantar con el mariachi? De pronto empiezan con el corrido de Gabino Barrera (un hombre indígena), cantan ‘Prietita linda’. Se visten con trajes típicos, comen y beben tesoros culinarios prehispánicos, patrimonios inmateriales de la humanidad. Celebran la independencia de México y la revolución mexicana, ambas batallas peleadas por el pueblo indígena y afroindígena que hasta el día de hoy sigue siendo discriminado y sin justa recompensa. La última vez que estuve en la Ciudad de México prácticamente todas las tiendas y todos los anuncios mostraban a mujeres y hombres de características europeas, o mestizos casi europeos. Muy pocas veces vi algún anuncio con una persona indígena o negra. Orgullosos de sus raíces pero manteniendo la distancia.

Desde chiquita mi abuelita paterna siempre me decía “hija, no salgas al sol porque te vas a quemar y te vas a poner negra”, “cuida tu piel porque te vas a poner negrita y fea como yo”, “mira que bonita cara tienes hija, blanca como porcelana”, “pareces francesita, con tus manos blancas”. Cuando ella era niña su padre también le decía que se quitara del sol porque según sus palabras “de por si ya estás morenita y con el sol te vas a poner negra”. Esto es un gran ejemplo de qué tan profundo es este miedo a la negrura de la piel, y como la idolatría de la piel blanca, específicamente en las mujeres, fue pasada de generación a generación.

Cierto día, cuando tendría alrededor de unos siete años, un familiar hizo el comentario “No soy racista, pero como odio a los pinches negros”. Empezó a reírse un poco y los demás también. Creo que esa fue mi primera vez escuchando una frase racista y comprendiendo el significado. En ese momento si alguien les hubiera preguntado a mis familiares si ellos se consideraban racistas estoy segura que dirían que no y después de una pausa agregarían que “quizás un poquito” o que “solo era una broma”. Finalmente un día les llamé la atención y les dije que me molestaba escuchar esas palabras y me respondieron como yo ya sabía que lo harían. Me respondieron algo similar a, “Ay…Lorenita es un chiste, ya no lo tomes tan en serio.” ¿Qué más podía hacer? Era una niña y ellos eran los adultos, y yo no tenía el valor ni el conocimiento de ahora sobre el tema del racismo y mucho menos el conocimiento de lo que era el colorismo.

Un día mi prima, quien es mitad mexicana y holandesa, me invitó a salir a un bar. Mientras estábamos sentadas ella me empezó a preguntar sobre el tipo de chico que me gustaba. Yo le contesté que estaba dispuesta a salir con personas de diferentes razas. Pero que por el momento prefería a un latino o un mexicano porque sentía que compartimos más cosas en común. Ella me respondió “¿Ay… no Lorenita cómo que con un mexicano? ¿Con un latino, ay… porfavor? Eres demasiado bonita”. Yo le respondí que no veía por qué era algo malo si eran nuestras raíces, y también le recordé que ella era mexicana nacida en Guadalajara. También agregué que me gustaban los mexicanos y latinos de piel morena. Ella me respondió “¿pero cómo van a salir tus hijos?” Le dejé saber que no me parecía justo su pensamiento y pasé uno 20 minutos explicando por qué ella estaba mal. Ella se disculpó y cambiamos de tema. Salí de ese bar con el coraje entripado al borde de lágrimas porque me dolía ver como mi prima siendo mexicana tenía esos sentimientos tan fuertes.

En una ocasión discutí con un familiar respecto a que los mexicanos tienen todo el derecho de estar aquí porque esto antes era territorio mexicano. Ella empezó a decir que los negros deberían irse de los EEUU y que el gobierno los debería de regresar de donde los agarraron. La confronté a ella y a las demás personas que estaban escuchando. Le dije que las personas originales precoloniales de esta región de los EEUU siempre han sido los nativos. Que ella no tenía el derecho de decirles a los descendientes de esclavos dónde vivir. De pronto mi madre dijo “perdónenla, es que ella es muy sensible, y no le gustan estas pláticas”. No podía creer que mi madre me hubiera abandonado e ignorado en ese momento, y que ella hubiera pedido una disculpa cuando ellas estaban mal.

Sabiendo lo que sé ahora también le hubiera dicho a ese familiar que hay comunidades de orgullosos afromexicanos en México que también son descendientes de esclavos. Que el mestizaje mexicano también incluye a la tercera raíz que es la africana. Que ellos nos dieron a José María Morelos y Pavón, fuerza indispensable para la independencia mexicana. Nos dieron a Vicente Guerrero el primer presidente afromexicano de la República Mexicana y del continente americano. Artistas como Toña la Negra, compositores como Álvaro Carrillo, y muchos más afrolatinos como Celia Cruz, y casi todos los de Fania Records. Le hubiera dicho que la música que tanto baila es gracias a su arte, pasión, y sufrimiento. Los poemas que tanto adoro fueron formados por mentes soñadoras negras como las de el afroperuano Nicomedes Santa Cruz y la afroperuana Victoria Santa Cruz. Ciertas libertades de hoy en día no exsitirían sin los esfuerzos de generaciones pasadas de negros y africanos.

No soporto escuchar historias de personas quienes han sido abusadas y discriminadas por ser indígena, o negra. No soporto escuchar cuando cuestionan la identidad de un afrolatino. No soporto ver cómo en los este país la policía asesina a nuestros hermanos de la comunidad negra. No soporto ver a la policía mexicana torturando, secuestrando, y asesinando bajo el mando de un gobierno controlado por el narco. Estoy harta de ver cómo dos comunidades tan similares siguen estando sumergidas en un mar de sangre.

Escribo esto sabiendo muy bien que tal vez no llegue a comprender las dificultades por las que pasan las personas de pieles más oscuras, las personas con menos recursos, o el pueblo mexicano que vive esta realidad día a día. Estos son mis pensamientos que reflejan el sentimiento hacia las personas de piel negra o de raíces indígenas durante estos tiempos tan difíciles pero necesarios para el cambio. Simplemente ofrezco esta otra perspectiva con la esperanza de que todos los latinos reflexionemos y detengamos el racismo y el colorismo en donde sea que nos encontremos. Que nos sintamos orgullosos de nuestras raíces africanas e indígenas.