Nosotros, los asiaticoamericanos, tenemos una posición única en este país y por eso mismo, una responsabilidad única. Estamos ubicados de alguna manera, en medio de una sociedad racialmente jerárquica. No somos blancos ni somos totalmente considerados americanos, tampoco somos negros; así que no somos temidos ni percibidos como una amenaza. Sin embargo, no se trata de llegar a la cima de la sociedad, sino de llevar a los de abajo hacia arriba, y emparejar la sociedad para el beneficio de todos.

Sabemos lo que es ser oprimido; más aún, lo que es ser esclavizado, perseguido y encarcelado. Afortunadamente, ya no sufrimos los aspectos más flagrantes y violentos del racismo en nuestra sociedad, sino que ha evolucionado hacia formas más sofisticadas y sutiles.

Actualmente nos beneficiamos de la misma sociedad que nos oprimió. Disfrutamos de privilegios que muchas otras comunidades no han recibido. Sí, hemos trabajado duro y ganado con razón las libertades que poseemos, pero otras comunidades han trabajado igual de duro y no han recibido nada, a pesar de merecerlo.

Principalmente, se nos ha dado acceso a los derechos de la sociedad, estratégicamente, por la estructura blanco-hegemónica: los asiaticoamericanos han sido utilizados como una herramienta de opresión y para dividir aún más, a las comunidades negras y morenas. Nuestra lucha por la igualdad social ha sido cooptada, y nuestros éxitos solían echar sal en las heridas de los llamados fracasos de otros. Esta táctica nos mantiene subyugados al mismo tiempo, ya que es una condición de nuestro contrato social de aceptación en la estructura blanca; ser obedientes, trabajar duro, contribuir a la sociedad y no quejarse. Algunos de nosotros hemos mordido el anzuelo y seguimos siendo cómplices de nuestra subyugación.

Activista Yuri Kochiyama. Artista: dignidadrebelde

La sensación de seguridad de la que disfrutamos es falsa, ya que se construye sobre el diezmo de otros como nosotros. Hace sólo dos meses, los asiaticoamericanos fueron vilipendiados una vez más, volviendo al nostálgico ‘peligro amarillo’, con la cara del coronavirus. Ahora, eso parece un destello, comparado con la serie de atrocidades contra los afroamericanos ocurridas en las últimas semanas, propias del racismo de siglos. Esto debería servir como un recordatorio para todos nosotros, de lo rápido que el público puede volverse contra nosotros dadas las condiciones equivocadas.

No podemos seguir aceptando las concesiones de nuestros opresores, no podemos seguir haciendo lo que se espera de nosotros. Con demasiada frecuencia, nuestra comunidad no hace nada porque no se espera nada de nosotros. No podemos permanecer al margen de estas conversaciones, porque mientras sigamos participando en ellas, permaneceremos estancados en nuestra posición en la sociedad.

Demostraremos que son ciertos los estereotipos del dócil y complaciente asiaticoamericano. Ahora es la oportunidad de probar que están equivocados y demostrar que NO somos la minoría modelo de NADIE.

Richard Aoki, activista por los derechos civiles y miembro original del Partido Panteras Negras. Cortesía: wikimedia commons

Ahora es nuestro deber pagar los privilegios que poseemos. Debemos tomar medidas para desmantelar el sistema en el que estamos metidos, que mientras nos mantenga a flote, nunca nos permitirá navegar. Necesitamos recordar a nuestros héroes como Richard Aoki y Yuri Kochiyama, activistas de los derechos civiles y miembros originales del Partido Pantera Negra. Tenemos que seguir el ejemplo de Christine Umeda, de 81 años de edad, que una vez estuvo encarcelada en un campo de internamiento japonés en suelo estadounidense y que ahora protesta contra la detención de niños migrantes en la frontera meridional. Estos héroes comprendieron la conexión de todos los oprimidos y marginados. Sabían que liberar a los más oprimidos de la sociedad, significa la liberación de todos. Eso significa que hoy en día, nadie puede ser verdaderamente libre hasta que los negros sean libres.

Lo que podemos hacer ahora es escuchar, así como divulgar las voces e historias de los negros. Necesitamos seguir a los líderes de color y mostrar que estamos con ellos, que podemos aprender a compartir su lucha y no sólo simpatizar desde lejos. Tenemos que hablar con nuestras familias para asegurarnos de que todos estamos en la misma página. Podemos hacer el cambio donde podamos, comenzando con nuestras propias culturas, y comenzar a eliminar los insidiosos actos anti-negros y el colorismo que queremos eliminar de nuestra sociedad.

Nosotros, como asiaticoamericanos, necesitamos vernos a nosotros mismos, cuando vemos a los inmigrantes siendo temidos y detenidos. Necesitamos vernos a nosotros mismos, cuando nuestros descendientes árabes y musulmanes americanos, son vistos como amenazas existenciales por sus ideologías.

Necesitamos ver los cuerpos negros, asesinados en la calle, como la manifestación del odio y el racismo de nuestra nación, que podría fácilmente dirigirse a nosotros, si fuera necesario. Individualmente, somos minoría, pero juntos, la gente de color es mayoría. Una vez que elijamos priorizar y valorar nuestras experiencias compartidas, en lugar de nuestras diferencias, podremos, finalmente, comenzar a acceder a nuestro verdadero poder.