Un récord de 27.3 millones de latinos son elegibles para votar este año (un aumento del 40 por ciento desde 2008), sin embargo, muchos probablemente no lo hagan, pese a estar en un año en que los latinos han sido frente y eje central en el diálogo político de la nación.

Treinta y nueve por ciento de los encuestados por el Washington Post dijo estar en una posibilidad menor al 50 por ciento de acudir a las urnas el 8 de noviembre. Esto comparado con el 11 por ciento de la población blanca y el 13 por ciento de la población negra.

El bajo número de votantes en las comunidades latinas ha sido penosamente bien documentado. En las elecciones de 2014, por ejemplo, sólo el 27 por ciento de esos posibles votantes lo hicieron, en comparación con el 46 por ciento de los blancos y el 41 por ciento de los negros. En 2012 fue del 48 por ciento, contra el 64 por ciento de la población blanca y el 66 por ciento de la población negra.

La participación total del latino probablemente resulte un poco mejor este año ante el hecho de que el candidato presidencial de un partido ha emitido abiertamente comentarios despectivos en contra de los latinos y los inmigrantes, pero ¿por qué tendría que ser menor que la participación de negros o blancos?

Los latinos son el grupo minoritario más grande en los EEUU, y con un grupo demográfico más joven. Según Pew Research, 60 por ciento pertenecen a la generación del milenio (en edad entre los 18 y los 33 años) o más jóvenes.

Esto significa que en las próximas décadas, nuestra participación en el grupo demográfico será cada vez mayor y, por desgracia, esto significa que, a menos que los nuestros voten, los electores del país cada vez tendrán menos representación. Cada vez más se adaptan las necesidades de ciertos grupos demográficos (los que están votando) a expensas de otros (que no lo están haciendo).

No solo se trata de hacer oír su voz como un individuo, aun cuando hemos publicado una guía de propuestas estatales y locales a través de las cuales su voz contará para algo.

Se trata de hacer oír nuestra voz como grupo demográfico.

La retórica atroz de Donald Trump probablemente le haya costado el Partido Republicano el voto latino para una generación o más.

Pero si queremos que el Partido Demócrata tome nuestras preocupaciones en serio, tenemos que demostrar que estamos por lo menos un poco políticamente involucrados.

Si los demócratas creen que tienen nuestro voto como un hecho o que no acudiremos a emitir nuestro voto, entonces, ¿qué incentivo tendrán para dar seguimiento real a cualquiera de sus promesas?

Por esta razón, le instamos a votar, el futuro de nuestra nación depende de ello.