Ilustración cortesía del San Francisco Housing Rights Committee

El debate político sobre los obstáculos que enfrentan los profesores que buscan vivienda asequible en San Francisco ya lleva cinco años. En 2014, la Oficina de Vivienda y Desarrollo Comunitario de la Alcaldía creó un grupo de trabajo con el Distrito Escolar Unido de San Francisco (SFUSD, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones con el objetivo de ayudar a estabilizar la vivienda de 500 docentes en cinco años.  Pero, según una presentación que dicho grupo hizo ante la Mesa Directiva de Supervisores, hasta ahora, solo a 16 docentes se les ha brindado ayuda. Estos resultados empeoran ante el hecho de que, si el grupo continúa con el actual modelo de mejora para el acceso a viviendas para los profesores, los pocos en salir beneficiados serán los menos vulnerables.

Durante la presentación, el grupo bosquejó sus ‘diversas estrategias’ las cuales incluyen: apoyo para ser propietarios de viviendas; asesoría de vivienda; apoyo para rentar vivienda, y desarrollo de vivienda. Pero cuando se revisa cuidadosamente, se observa que estas cuatro estrategias solo se centran en las experiencias de aquellos docentes con mejor salario. Por ejemplo, el programa llamado Teacher Next Door (TND) provee préstamos de hasta $20 mil para ser propietario de vivienda. Únicamente enfocándose en aquellos que quieren ser propietarios, limita los servicios a aquellos privilegiados que esperan ser propietarios. Además, como el programa beneficia a docentes que ganan hasta 200 por ciento del salario medio, omite a quienes tienen necesidades más urgentes.

Idealmente, la consejería de vivienda, la ayuda de renta y el desarrollo de vivienda serviría a los docentes con bajos salarios. Sin embargo, durante la presentación, el grupo de trabajo reveló que ‘la consejería de vivienda’ puede incluir cualquier conversación entre un consejero de Homeownership SF y cualquier educador de SFSUD, lo que significa que puede no tener ningún efecto en estabilizar la vivienda. Aunque la ayuda para arrendar una propiedad y el desarrollo de vivienda tienen mucho potencial, el grupo reportó que todavía están “explorando maneras a través de las cuales SFSUD pueda proveer asistencia de renta” y desarrollo de vivienda a los docentes. Así que, en realidad, dos de las tres estrategias que beneficiarían más a esta comunidad, no han sido lanzadas todavía. Incluso, cuando lo hagan, no se garantiza que ayudarán a aquellos docentes que luchan por quedarse en San Francisco.

En dicha presentación, se abordó el tema de la asignación: ¿Cómo elegimos a los docentes que reciben estos servicios? Fue sorpresivo escuchar a un miembro del grupo narrar lo que otros distritos vieron cuando otorgaron vivienda a los docentes más necesitados (casi siempre a los asistentes de profesores); al no poder pagar tanto como un docente, sus gastos eran mayores. Tales comentarios ignoran el problema más grande de la igualdad, el cual está en el centro de la crisis de vivienda en San Francisco.

A medida que las ciudades se privatizan, aquellos con más recursos continúan acumulando capital mientras que los de menos recursos tienden a ser desplazados y la pobreza tiende a ir en aumento. El grupo de trabajo debe poner atención al hecho de que los únicos docentes a quienes se les ayudará son aquellos que seguramente ya gozan de cierta estabilidad. Y que, ante la ausencia del intenso trabajo necesario para asegurar vivienda en la ciudad, combinado con las políticas que permiten a las compañías invadir las zonas en las cuales ellos trabajan, el resultado será que los docentes más vulnerables continúen batallando, los cuales, como se sabe, son casi siempre gente de color, trans, indocumentados o de barrios con gente de escasos recursos. Los educadores que comparten circunstancias afines a nuestros estudiantes más vulnerables, son los primeros que perderemos durante la crisis de vivienda.

Durante la reunión de la Mesa de Surpervisores, la Supervisora del Distrito 9, Hillary Ronen, exigió que el grupo de trabajo tome responsabilidad por la falta de progreso en la consecución de sus objetivos. “Si van a comenzar con 500 educadores, un objetivo muy bajo, por lo menos logremos ese objetivo”.

Estoy de acuerdo con Ronen, aunque añadiría que, si vamos a comenzar con 500, debemos asegurarnos que sean aquellos que enfrentan mayores dificultades para encontrar y pagar su vivienda.

Chris Arreola es un profesor bilingüe de cuarto y quinto grado en la primaria Bret Harte.

—Traducción, Hilda Ayala