Ilustración: Valeria Olguín

La media noche del 17 de septiembre, un grupo de hombres enmascarados, armados con cuchillos y machetes, atacaron la sede del sindicato del sector público más grande e histórico de El Salvador, el Sindicato de Trabajadores del Instituto Salvadoreño de Seguridad Social (STISSS), expulsándolos a la fuerza.

Esta no era la primera vez que el liderazgo sindical había sido atacado. En abril, un grupo minoritario dentro del STISSS intentó usurpar el control de los líderes elegidos democráticamente. El golpe de estado no tuvo éxito hasta el 4 de septiembre, cuando Ronaldo Castro, el nuevo Ministro de Trabajo bajo la administración Bukele, retiró ilegalmente el liderazgo del sindicato para colocar un grupo minoritario al frente de la junta ejecutiva.

El liderazgo democráticamente elegido del sindicato ha hecho grandes avances en los últimos 10 años para devolver los derechos y garantías a los trabajadores a nivel nacional que anteriormente habían sido vendidos por la corruptela de su antiguo liderazgo. Los sindicatos salvadoreños siempre han estado a la vanguardia de la lucha popular. Una de sus mayores victorias fue en 2002 cuando los médicos, enfermeras y trabajadores del sector de la salud pública salieron a las calles para oponerse a la privatización del sistema nacional de salud. Cuando terminó la huelga nacional, los trabajadores habían ganado.

A pesar de las continuas amenazas físicas y políticas, los sindicalistas se niegan a sentarse y permiten que la administración Bukele desmantele ilegalmente uno de los sindicatos más fuertes de El Salvador. Según el liderazgo electo, el golpe es la primera parte de la visión de Bukele para privatizar los servicios públicos salvadoreños. El liderazgo electo condena “la aspiración de este gobierno, presidido por Nayib Bukele, de regresar a la edad oscura de las relaciones laborales. Dado que el movimiento laboral representaba un obstáculo para la privatización en el pasado, cada vez que se privatizaba un servicio público, lo primero que se hacía era debilitar al sindicato”.

En sus primeros cien días en el cargo, Bukele ha violado numerosos derechos laborales, incluido el despido de al menos mil empleados del sector público sin compensación o razón, el 80 por ciento de los cuales eran mujeres. Estos despidos masivos injustificados han tenido un impacto directo en los sindicatos del sector público que presagian una represión en todo el gobierno sobre la organización sindical.

En El Salvador, los representantes sindicales forman parte del Consejo Nacional de Salario Mínimo, que desempeña un papel importante en el establecimiento del salario mínimo nacional. En este momento, el liderazgo designado ilegalmente del sindicato, respaldado por el Ministro de Trabajo de Bukele, Ronaldo Castro, ha sido nombrado representante laboral en el consejo. Al derrocar al liderazgo electo del STISSS y luego reemplazar la junta ejecutiva del sindicato con personas respaldadas por Castro, Bukele ha creado una situación en la que las negociaciones en este consejo ahora beneficiarán los intereses de la administración y finalmente socavarán los derechos de los trabajadores.

Por ejemplo, Bukele ha promocionado la idea de deshacerse del día laboral de ocho horas en favor de una jornada laboral de 12 horas y una semana laboral de cuatro días. Argumenta que esto beneficiará a los trabajadores que viajan desde las zonas rurales a la ciudad más grande para trabajar y les permitirá pasar más tiempo con sus familias. Sin embargo, la realidad es que este cambio beneficiará a las grandes corporaciones estadounidenses a las que se les ha prometido mano de obra barata y mayor productividad si traen sus negocios a El Salvador. Tener el liderazgo designado ilegalmente en el Consejo de Salario Mínimo asegurará que no se rechacen las medidas de Bukele. El consejo también podría garantizar que una vez que el día laboral de 12 horas entre en vigencia, no habrá un aumento en los salarios para compensar la pérdida del pago de horas extras.

Desde su inauguración, Bukele ha expresado su preferencia por los intereses del sector privado, especialmente los de los inversores estadounidenses. Sus acciones contra el STISSS plantean dudas sobre si Bukele es realmente un “presidente del pueblo”. Este golpe de estado no es más que un ejemplo de su agenda para modificar la política salvadoreña para que se ajuste a las necesidades corporativas de los EEUU.

La colusión entre Trump y Bukele ha hecho que los salvadoreños enfrenten intentos de privatización semejantes a los últimos 10 años de privatización en Honduras. Debido a que el partido progresista FMLN, respaldado por el movimiento obrero, estuvo en el poder desde 2009-2019, El Salvador no ha tenido que enfrentar las mismas luchas de los hondureños, pero ahora con Bukele como presidente, la privatización está golpeando brutalmente las puertas de la gente. Los movimientos sociales salvadoreños han sido amenazados antes y están listos para responder con resistencia.

Desde 1980, la organización conocida como el Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES), ha acompañado al movimiento social de El Salvador en su lucha por la justicia social y económica. En 2002, cuando la derecha en El Salvador intentaba vender los recursos públicos y naturales del pueblo salvadoreño, CISPES protestó en los consulados salvadoreños, acompañó al pueblo de El Salvador en marchas y llevó a los organizadores salvadoreños de gira por los EEUU. El movimiento laboral salvadoreño tuvo éxito en su lucha en 2002 y se está preparando para la batalla que se avecina.

El fascismo está volviendo a la región con venganza, pero los sindicatos en El Salvador siguen comprometidos con la defensa de los derechos de los trabajadores. Los sindicatos salvadoreños necesitan el apoyo de personas en los EEUU para salir victoriosos. Una victoria para la clase trabajadora en El Salvador es una victoria para todos porque demuestra que las personas de la clase trabajadora pueden luchar contra los ataques corporativos y triunfar.

Hay muchas maneras de actuar solidariamente en la lucha contra la privatización en El Salvador. Para obtener mayor información sobre cómo ayudar a defender el liderazgo democráticamente elegido del STISSS, visite www.cispes.org/takeaction y haga clic en ‘¡Defienda a los sindicatos del sector público frente a los ataques del Ministro de Trabajo y la administración Bukele!’ para firmar una petición. También puede compartir una publicación en las redes sociales, y si es miembro del sindicato, haga que su sindicato envíe una carta directamente al Ministro de trabajo expresando su solidaridad con el liderazgo electo de STISSS. Para obtener otra información y formas de involucrarse en CISPES, comuníquese con bayarea@cispes.org.