Estimado editor,

En un reciente volumen del El Tecolote, leí el artículo “Colaboración de paz para la Misión” (Mission Peace Collaborative) que plantea la búsqueda por la paz de este distrito. No soy ajeno a la violencia en las calles de esta zona, pues crecí en ellas. La mayor parte de mi vida la he pasado tras las barras de una celda, entre la correccional de menores y el centro de detención juvenil. La cárcel me ha permitido instruirme y entender las condiciones de violencia que impide salir adelante a chicanos y latinos. Este fenómeno no es exclusivo de la Misión; tampoco lo es para muchos barrios y prisiones de los EEUU en donde la violencia es una plaga.

Un llamado fue decretado recientemente en la prisión de Pelican Bay-SHU (SHU-Special Housing Unit) o Unidad Especial de Vivienda, el cual convoca al cese de hostilidad entre distintos grupos y nacionalidades dentro de las prisiones y en las calles. Este llamado no fue espontáneo; surgió tras décadas de opresión y porque frecuentemente el gobierno mismo ha sido quien ha provocado la violencia dentro y fuera de las prisiones. Muchos en la prisión hemos creado conciencia de esto y empezado a colaborar en la erradicación de la hostilidad que por décadas ha destruido a nuestra gente. Desafortunadamente hemos tenido que perder nuestra libertad, sobrellevar una vida de penuria para comprender lo que ha sucedido en nuestras comunidades, barrios y, particularmente, tras las paredes de Pelican Bay-SHU.

Dentro de la prisión los latinos reconocemos que el uso de las unidades en SHU, son una forma de control social que produce terror entre los prisioneros. La opresión proviene de la misma fuente, son los dos lados de una misma moneda.

En el 2011, aproximadamente 12,000 prisioneros a lo largo y ancho de las cárceles de los EEUU se lanzaron en huelgas de hambre. Esta huelga fue encabezada por los prisioneros de Pelican Bay-SHU, la cual está programada para continuar hasta el 8 de julio de este año. Se estima que sea la huelga más grande en la historia de los EEUU que incluirá huelga de hambre y trabajo. Nuestros esfuerzos son para exigir que el gobierno acate nuestras cinco demandas. La opresión no termina afuera de la prisión, la mayoría soportamos una opresión a lo largo de todo el país; SHU, simple y sencillamente resalta esta realidad.

Nuestro llamado a dar fin a la violencia se refleja en la “misión de paz colaborativa” expresada en el artículo. Un propósito común para crear un frente común dentro y fuera de la prisión, en donde la paz crezca en nuestras comunidades y que nuestra lucha tenga cambios concretos en las condiciones de vida al interior de la prisión. Apoyamos “la misión de paz colaborativa” y hacemos un llamado al cese a la violencia en el distrito de la Misión. ¡La lucha sigue!

La Lucha Sigue, Jose Villarreal, Pelican Bay State Prison, Security Housing Unit, Crescent City, CA 

—Traducción Ligia Barahona

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Sr. Editor:

Una declaración en su artículo sobre el rediseño de la plaza del BART (edición febrero 28-marzo-13) dice que los cambios que se realizan en la calle César Chávez son para “acomodar a los nuevos habitantes mientras se contribuye a una sensación de cambio impuesta sobre quienes han vivido [en la Misión] por un largo periodo”. Este nunca fue el objetivo de CC Puede, el grupo comunitario formado en el 2005 para organizarse en torno a estos cambios, y espero que los residentes de la Misión no vean estos cambios simplemente como planeados para los blancos y ricos nuevos residentes.

En realidad, el inicio de nuestra campaña se dio a raíz de un incidente en el 2003, cuando dos niños de Bernal Dwellings que cruzaban la César Chávez fueron arrollados por un camión que violó una luz roja en la calle Harrison. Ellos eran estudiantes de la Escuela Primaria Leonard Flynn y asistían al programa extracurricular de Precita Community Center. Sobrevivieron, pero una chica perdió un año de estudios. El objetivo de nuestra campaña siempre ha sido hacer las calles más seguras para los peatones, ciclistas y residentes.

CC Puede ha convocado a organizaciones comunitarias como PODER, MEDA y el Day Labor Program, así como a residentes de Bernal Dwellings y a otros antiguos vecinos. Y aunque surgieron preguntas y preocupaciones sobre el posible desbordamiento de tráfico en las calles adyacentes y problemas de estacionamiento, los vecinos parecieron dar su apoyo. Nuestra oposición más acérrima provino de los automovilistas de barrios más ricos como Noe Valley, quienes veían la César Chávez sólo como una vía rápida para llegar a la autopista. Las personas que viven en esa calle y cruzan con sus hijos para ir a Flynn o al Precita Center entendieron que dicha vía es más que una extensión de la autopista.

La apertura de CC Puede implica a diferentes puntos de vista, es cierto que nunca adoptamos una postura respecto al aburguesamiento que traerían los cambios del proyecto que apoyábamos, pero nuestra documentación indica claramente que estábamos haciendo campaña para mejorar las condiciones de  las personas que viven a lo largo de la Cesar Chávez. No buscando barrerlas hacia un lado y dar la bienvenida a esa nueva población.

Todo el que camina o vive cerca de la César Chávez debería beneficiarse con este proyecto. Los cambios que se están implementando ahora buscan reducir las inundaciones, lo cual ha sido un problema para las viviendas de Bernal Dwellings desde que reabrieron hace una década. El ruido debe ser reducido mediante la adición de árboles y de carriles para bicicletas en las calles con lo cual se alejaría el tráfico de los hogares. Los excesos de velocidad y las violaciones de semáforos en luz roja deben parar. CC Puede también ha hecho campaña, aunque sin éxito, para incrementar el servicio del Muni sobre la César Chávez. Siempre hemos dicho que queremos hacer que esta importante calle sea digna del nombre que lleva.

Como un inquilino que ha sido desalojado ya dos veces y vive con temor de un nuevo desalojo, entiendo la preocupación sobre los cambios que hacen que el barrio sea más atractivo, y estoy consternado por los desalojos y los aumentos de alquiler a los vecinos que he conocido durante los 30 años que he vivido en la Misión. Espero que el proyecto de la calle César Chávez no favorezca el aburguesamiento de la Misión. Esa nunca fue la intención.

Fran Taylor, Copresidente, CC Puede

—Traducción Ever Rodríguez