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Lorraine García-Nakata es una mujer que desafía la fácil categorización, icono en el mundo del arte chicano cuya imaginación compensa su pequeña estatura. Su arte, lleno de motivos de antigüedad indígena y modernidad urbana, a la vez, refleja su personalidad y vida vanguardista que ha tenido.

En el ámbito artístico, García-Nakata es pintora, dibujante, escultora, soldadora y músico. En el aspecto personal, es activista y gestora de artes, mentora y madre. Pero su mayor logro ha sido poder fusionar todos estos atributos en su vida y trayectoria durante las últimas cuatro décadas, colocándose como un ejemplo de artista chicana contemporánea.

En honor de su carrera monumental, la Galería de la Raza acoge una exposición llamada ‘Navegando a mano: Lorraine García-Nakata, una retrospectiva 1964-2015’, conformada por las obras de arte de García-Nakata en los estilos mencionados, yuxtapuesto a sus archivos personales, y que pinta una crónica completa de la artista, sus musas e influencia en la formación de movimientos modernos de arte chicano.

“Es importante entender el movimiento del arte chicano desde su inicio y también para reconocer a quienes han estado involucrados (como en el caso de Lorraine) con la familia de la Galería por muchas décadas y que nunca han tenido realmente un espacio o tiempo para mostrar su trabajo en lo individual y también para homenajear sus contribuciones’, dijo Ani Rivera, directora ejecutiva de la Galería de la Raza.

La génesis de esta exposición surgió a principios de este año cuando Rivera y Ella Díaz, profesora de  estudios Latinos en la Universidad de Cornell y co-curadora de ‘Navegando a Mano’ visitaban la casa-estudio de García-Nakata.

‘En retrospectiva’, por Lorraine García-Nakata, 1990, carboncillo en papel.

“Lorraine simplemente sacó todo y fuimos pasando a través de cajas y cajas que contenían su colección, no sólo de sus dibujos, maquetas y bocetos, sino también su colección de discos de vinilo de 45s, revistas VIDA, fotografías y periódicos que ha mantenido como fuente de inspiración”, dijo Díaz.

Al ver estas colecciones, tanto Rivera como Díaz se percataron de la historia viviente del arte chicano que fue correctamente documentada y se hace presente en la obra de García-Nakata. Además de las obras de arte, el proceso creador fue un detonante omnipresente en su evolución artística.

“Si íbamos a hacer una exposición retrospectiva, era esencial mostrar el trabajo detrás y cómo luce una carrera artística en su totalidad”, dijo Díaz. “Esta [retrospectiva] mostrará cómo ella y otros artistas llegaron al lugar a donde pudieron para hacer este tipo de trabajos. Esto hablará de la vida del artista y no sólo de su obra de arte”.

García-Nakata nació en 1950 y creció en Yuba City, California. Era estudiante de preparatoria cuando llegó a San Francisco en la década después y se sumergió en el ambiente político y en los movimientos de los Derechos Civiles y feministas. Su exposición sobre la lucha pública de la equidad social para las comunidades marginadas y su herencia chicana son temas que sobresalen en García-Nakata.

“Hemos sido, por omisión, no incluidos en la experiencia de los EEUU, en su historia y su voz”, dijo . “Debemos reclamar el lugar que nos corresponde en la historia de este país. Todos formamos parte de los EEUU”.

Obviamente, a García-Nakata se le consultó para la construcción de las instalaciones de la exposición, cuyas intenciones son similares a las de los curadores: educar a los espectadores de las obras.

“Los curadores buscan la intención de la obra… [que es] realmente importante porque no es sólo la belleza o la habilidad técnica o la escala o primera impresión, pero más allá de eso, está el entender el trabajo y su relación con la comunidad, al igual que lo que la Galería es en este tiempo y [su] lugar en la historia”, explicó García-Nakata. “Este arte no es un artefacto en un museo. Es un ser vivo, ser cultural que le da sentido al lugar y a la historia de los que se encuentran con mi trabajo”.

El arte de García-Nakata se inscribe dentro del estilo del movimiento chicano, pero para ella la clave es su objetivo, que no sea sólo una expresión de sus sentimientos, sino la visión de un mundo más tolerante.

“[Mi trabajo] es lo que el mundo podría parecer ya cuando la lucha haya terminado en el otro lado”, explica. “Sólo tienes que encontrar ‘descanso’ en el arte, el refugio para la ira para que no tome el control de la persona”.

En última instancia, le toca al espectador ser testigo de cómo los roles en el mundo del arte  y en  la vida de García-Nakata están interrelacionados.

“Ella quiere que entiendan no sólo su trabajo como artista, sino que también sepan quien es: una promotora artística, activista, madre y una mujer”, dijo Díaz.

“Navegando a mano” estará en exhibición hasta el 25 de octubre en la Galería de la Raza, ubicada en el 2857 de la calle 24.