La comunidad centroamericana es frecuentemente asociada por los medios sensacionalistas con la violencia, el crimen y la destrucción. Esta ola de información errónea e hipergeneralizada ha resultado en la peligrosa incomprensión de Centroamérica y la criminalización injusta de su población. Sin embargo, pese a que la administración actual puede alentar esa imagen tóxica, la resistencia de la comunidad centroamericana es más fuerte.

Liderando la lucha contra la tergiversación y el borrado de la identidad centroamericana, pincel en mano, está la artista de Los Ángeles, Kiara Machado, cuyas pinturas sirven como un recordatorio de la belleza, la resistencia y las complejidades de la cultura centroamericana, combatiendo la narrativa singular fabricada por los medios de comunicación.

Machado ha estado perfeccionando su oficio en las artes desde su infancia, pero no fue hasta que se transfirió a la Universidad Estatal de California, Long Beach, que ingresó profesionalmente a su vocación como artista visual. Desde entonces, recibió con honores su licenciatura en Pintura y Dibujo en 2018.

La nativa de Lynwood atribuye su éxito al sacrificio y el apoyo de sus padres, quienes se enorgullecen inmensamente de la pasión de su hija por su herencia guatemalteca y salvadoreña. A pesar de las persistentes preocupaciones de lograr el éxito económico como artista, Machado ha podido aliviar esas presiones en el refugio que le da el apoyo de su familia.

“Preocuparme por la estabilidad económica y pensar en lo duro que mis padres han trabajado para ayudarme a ir a la escuela, siempre han sido cosas que me han frenado para comprometerme plenamente como artista. Pero afortunadamente tengo el pleno apoyo de mi familia”, dijo Machado. “Reconozco que no siempre será fácil, pero sé que soy más feliz cuando estoy pintando”.

La artista Kiara Machado en su estudio en Long Beach, CA, el 1 de noviembre de 2019. Cortesía: Kiara Machado

La preocupación de Machado por establecer la estabilidad económica en un país por el que sus padres lucharon tanto es común entre la mayoría de los estadounidenses de primera generación. La responsabilidad percibida de justificar la lucha de los padres inmigrantes y lograr el escurridizo ‘sueño americano’ es un gran peso para soportar. Sin embargo, esa presión viene con el privilegio de acceso a recursos con los que las generaciones pasadas de familias inmigrantes solo podían soñar, un privilegio del que Machado es astutamente consciente.

Esta combinación de responsabilidad y privilegio la motiva a crear representaciones holísticas de la identidad centroamericana y hacer espacio para las narrativas dinámicas de la cultura centroamericana en el mundo del arte tradicionalmente de élite.

Cuando se le preguntó cómo respondieron sus padres a su arte colgado en galerías desde Los Ángeles hasta Italia, Machado dijo: “Creo que se emocionan mucho y se sienten orgullosos de verlo. Gran parte del mundo del arte es muy elitista, por lo que mi trabajo ha proporcionado un espacio para mis padres y sus historias en ese mundo. Ocupamos espacio en lugares en los que nunca pensé que estaría y llegué a este punto gracias al apoyo de mi familia”.

El llamado de Machado, para abordar la ausencia de narrativas centroamericanas en el mundo del arte, refleja la del artista Kerry James Marshall y su trabajo al enfatizar la ausencia de figuras negras dentro de un contexto de historia del arte. Machado señala a Marshall como una de sus principales influencias tanto en el arte como en el activismo.

A pesar de la floreciente escena del arte latino en Los Ángeles, vivir y crear bajo la hegemonía de la cultura mexicana ha resultado ser difícil para Machado, quien siente que su trabajo es constantemente interpretado erróneamente como mexicano o chicanx.

“A veces me siento un poco indefensa, se vuelve increíblemente frustrante tener que hacer el esfuerzo constante de reiterar el propósito detrás de mi trabajo para representar la identidad centroamericana”, dijo Machado. “Siempre hay espectáculos de arte con todos los contribuyentes latinos, pero el arte termina siendo exclusivamente mexicano, por lo que me pregunto qué tan diversos son realmente estos espacios. Es difícil, pero creo que lentamente estamos haciendo cambios”.

La artista Kiara Machado en su estudio en Long Beach, CA, el 1 de noviembre de 2019. Cortesía: Kiara Machado

A fines del año pasado, Machado viajó a la frontera entre los EEUU y México, junto con sus compañeros miembros del colectivo Quetzal Migrante, Lulu Matute, Oona Valle y Dulce López. Sus objetivos eran pintar un mural colaborativo en una parte del muro fronterizo, así como facilitar talleres de curación para migrantes, principalmente centroamericanos, que esperan presentar sus casos de asilo en la frontera.

Los talleres de curación incluyeron meditaciones guiadas y talleres de arte físico en los que los inmigrantes interesados en crear sus propias obras de arte fueron alentados a pegarlos en las barras fronterizas. También se alentó a la gente a contribuir al mural, teniendo en cuenta una pregunta específica: “¿Cómo imaginan usted y su comunidad un mundo de libertad, sin fronteras ni obstáculos?”

Tal como está, el mural actualmente representa un quetzal volando sobre un volcán con la madre y el niño de pie en primer plano, en un extremo ,y otro quetzal más grande rodeado de flores, en el otro. El colectivo ha dejado a la gente en la frontera con la libertad de agregar al mural por su cuenta y planea regresar en los próximos meses para ver cómo ha evolucionado el mural.

El trabajo de Quetzal Migrante en la frontera tiene como objetivo combatir la xenofobia que experimentan los migrantes centroamericanos en su viaje a través de México hacia la frontera entre los EEUU, y proporcionar una plataforma para que se expresen en sus propios términos.

“Fue una experiencia realmente hermosa poder ver a las familias que se han formado entre las personas que están en el proceso de cruce”, dijo Machado sobre su experiencia trabajando con migrantes centroamericanos en esa frontera norte. No tienen vínculos de sangre, pero construyeron una fuerte camaradería entre ellos y han formado lazos a partir de sus traumas y experiencias compartidas”.

Esta experiencia transformadora de solidaridad en la frontera, junto con la bella y resistente comunidad centroamericana en la que creció Machado son evidentes en cada una de sus impresionantes pinturas, muchas de las cuales se presentarán en su próxima exposición, ‘Diario Entrada Uno’. 

La serie de arte ‘Diario Entrada Uno’ de Kiara Aileen Machado comienza el viernes 24 de enero a las 6 pm., en la Galería Juan R. Fuentes de Acción Latina, ubicada en el 2958 de la calle 24, en San Francisco. El horario de la galería es de 11 de la mañana a 5 de la tarde, de martes a viernes, y la exposición durará hasta el 6 de marzo.