«Carlos», del director francés Olivier Assayas (Boarding Gate, Irma Vep, Demonlover), sin duda mantendrá a la audiencia al borde de sus asientos. Escrito para la televisión de Francia, esta película de perfil geopolítico y rápido suspenso sobre la vida del venezolano Ilich Ramírez Sánchez (también conocido como ‘Carlos el Chacal’) es sin duda extraordinaria.

Nacido en 1949 de un abogado marxista, Ramírez Sánchez se entrenó en la guerra de guerrillas con el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) con la esperanza de llevar estos conocimientos a su país natal, Venezuela. En su lugar, se unió al FPLP y presuntamente participó en numerosas campañas de violencia, incluyendo el secuestro en 1975 de varios ministros de Petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con sede en Viena.

Ramírez Sánchez aún vive y está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua en una prisión francesa. Idealizado por algunos como un revolucionario, ha sido llamado terrorista, un soldado, un mujeriego, un mercenario y, a veces, un mentiroso patológico. Escogió el nombre de guerra ‘Carlos’, supuestamente por el ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez Rodríguez. En la película, Pérez Rodriguez es idealizado como héroe por la nacionalización de la industria petrolera de su país. Ramírez Sánchez también afirma en la película que, si lo liberan de la cárcel, se uniría a la Revolución Bolivariana de Venezuela.

La película comienza en los años 70, una época cargada de idealismo, con los movimientos de liberación radical que nacen en todo el mundo. Filmada en nueve países, la película es un torbellino que nos lleva a través de una red de espionaje internacional y de intrigas políticas. A medida que el idealismo de los diversos movimientos sociales se deteriora a lo largo de los años 70, los propios principios de Ramírez Sánchez tienden que adaptarse a estos cambios. En una entrevista con la revista Art in America, Assayas describe cómo Ramírez Sánchez tiene que “volver a inventarse a sí mismo y estar en constante movimiento: física e intelectualmente. (…) Él depende del poco espacio que tiene —un espacio que se reduce constantemente”.

El actor venezolano Edgar Ramírez da una cautivante personificación del hombre conocido como Carlos. Se convierte en un caleidoscopio impresionante de los muchos mitos que rodean al verdadero Sánchez Ramírez. Aunque la documentación periodística de esta historia es meticulosamente investigada, ‘Carlos’ la persona es mucho más difícil de captar. De este modo, Assayas admite que gran parte de la película es ficción, sobre todo la personalidad de Ramírez Sánchez y sus relaciones. “Yo creo que nadie sabrá nunca quién es el verdadero Carlos”, dice Edgar Ramírez al diario New York Daily News. “Es una contradicción andante, por eso este personaje es tan interesante”.

Edgar Ramírez romantiza la figura de Ramírez Sánchez que se ha hecho anteriormente, como en 1976, Colin Smith con su libro Carlos: Retrato de un terrorista y Christian Duguay en 1997 con la película Caza al terrorista.

Ramírez Sánchez condena los muchos mitos que se han escrito sobre él, explicando cómo él odia el apodo de ‘Carlos el Chacal’ en una entrevista en la cárcel con Anthony Haden-Guest para New York Press, sobre todo porque ‘El Chacal de Güiria’ fue el apodo dado a Pedro Estrada, un torturador de la Dirección Nacional de Seguridad de Venezuela en los años 50.

Ramírez Sánchez también ataca la politización de la película. En un blog desde la cárcel, condena al venezolano Edgar Ramírez diciendo que cometió un error en participar en “propaganda contrarrevolucionaria”. Mientras que el actor Edgar Ramírez dice: “Yo no me expreso ideológicamente a través de mis personajes. Creo que el personaje en esta película, y la propia historia, tienen la complejidad suficiente para que todos puedan sacar sus propias conclusiones de ella”, dijo en una entrevista al New York Daily News.

Tal vez. Pero Assayas omite cualquier representación clara de lo que impulsa a los pueblos oprimidos como los palestinos a tácticas de guerrilla drásticas. Y Assayas etiqueta a Ramírez Sánchez como un terrorista en los créditos que abren la película.

De hecho, Ramírez Sánchez ha demandado a los productores de Carlos, afirmando que la película lo vincula con delitos por los que no ha sido condenado. Mientras que el abogado de la película, Richard Malka, se muestra antagónico a esto en el Telegraph de Londres diciendo “¿Cómo podemos empañar la imagen de Carlos, cuando él mismo ha afirmado estar detrás de al menos 2.000 muertes?”

Sin embargo, al público de Carlos podría no importarle nada esto. Probablemente estarán muy intrigados reviviendo este segmento increíble de la historia. Gran parte de esta historia tuvo lugar. Y verlo en la pantalla es un recordatorio desagradable de que lo que pasa en el mundo es a menudo más grande y terrible, más que cualquier ficción. Se han secuestrado aviones, se han lanzado bombas contra multitud de civiles y se siguen comprando y vendiendo armas a escala masiva.

Gran parte de la película, incluyendo la personalidad de Carlos, es inventada. Pero a través de la actuación de Edgar Ramírez, la película nos ayuda a profundizar en por qué alguien es atraído a una vida de violencia y riesgo.

Carlos se exhibirá del 5 al 11 de noviembre en la pantalla del San Francisco Film Society (SFFS) del Teatro Sundance Kabuki. Un intermedio dividirá las cinco y media hora de duración. Sin duda, el público volverá con entusiasmo para la segunda mitad. Para más información visite: www.sffs.org.
—Traducción Manuel Dueñas