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La última incorporación a la rica colección de murales en el Balmy Alley, presentada el 13 de octubre, es un impresionante homenaje a las revolucionarias del pasado y a las que continúan liderando la revolución. En oposición al gobierno patriarcal del capitalismo sobre la sociedad, el mural ‘Mujeres de la resistencia’, de la artista Lucía González-Ippolito, infunde un sentido de esperanza para las mujeres y tiene como objetivo impulsar a la comunidad a unirse al esfuerzo de resistencia que ellas han iniciado.

Los trabajos del mural comenzaron en junio de 2018, luego de la muerte del activista local y propietario parcial del edificio Judy Brady, quien falleció en 2017, y había pedido a Ippolito la creación de un nuevo mural. ‘Mujeres de la Resistencia’ reemplazó una pieza en ruinas que no había sido retocada desde los años ochenta. Después de una reunión con el San Francisco Poster Syndicate, que fue fundada por Art Hazelwood en el Alma Mater de Ippolito, el Instituto de Arte de San Francisco, ella y el resto de su equipo mayoritario femenino se pusieron a trabajar.

(Desde la parte superior derecha hacia el fondo) Adrianna Adams, Sania Molina, Yazmin Madriz y Lucía Gonzalez Ippolito trabajan en el mural ‘Mujeres de la Resistencia’ en el callejón Balmy. Cortesía: Daniel Valencia

‘Mujeres de la Resistencia’ retrata a 38 activistas organizadas en tres filas: la primera fila incluye a activistas menores de 20 años, la segunda muestra activistas entre los 20 y 30 años de edad y la última fila contiene a las “veteranas del activismo”, como les llamó Ippolito. El número de estas veteranas se redujo deliberadamente al mínimo al diseñar la pieza, a fin de destacar a las mujeres que actualmente trabajan y no reciben tanta cobertura mediática.

Michelle Williams, colaboradora y amiga de Ippolito, enumeró a algunas de las mujeres incluidas que pueden no ser inmediatamente reconocidas: “Muchos de los rostros que ves son en realidad mujeres que están activas aquí en el Área de la Bahía, como Cat Brooks, [ex ] candidata a la alcaldía de Oakland; Nancy Pili Hernández, activista por la justicia social y artista; Nina Parks, activista con un enfoque en la regulación de drogas; y Barbara Lubin, fundadora de la organización sin fines de lucro Berkeley MECA [Alianza de Niños del Medio Oriente]”.

Se incluye una lista con los nombres de cada activista en ambos lados del mural como referencia. Ippolito dijo que espera que quienes vean rostros que no reconocen se encarguen de buscar sus nombres, aprender más sobre su trabajo y, posiblemente, participar en los programas y organizaciones que están liderando.

Involucrar a la comunidad en el activismo fue un motivo clave detrás de la creación del mural. Ippolito se había dado cuenta de lo desesperada que se había sentido con respecto al estado de la nación en los últimos años. Ella dijo ver este mural como un medio para educar más a la comunidad sobre estos temas y alentar el activismo. “Muchos de nosotros realmente no sabemos qué hacer con lo que está sucediendo, pero lo primero que podemos hacer es invertir en lo que ya se está haciendo”, dijo.

Las tres filas de influyentes radicales se ven apoyando una serie de protestas en el segundo nivel del mural. Es en este nivel superior donde Ippolito hace un punto para reconocer a las mujeres detrás de las escenas de la resistencia cuyos rostros no vemos, como los zapatistas, Pussy Riot y las Guerrilla Girls.

“Estas mujeres se apoyan mutuamente para cortar los hilos de la opresión que dominan a nuestra sociedad, desde la industria petrolera hasta la farmacéutica, las máquinas de guerra, el dinero, los plásticos y las armas”, dijo Ippolito.

Junto a las vigas transversales a las que se adjuntan estas ‘cuerdas’, se leen las palabras “racismo sistémico” y “colonialismo de los colonos”, dos de las estructuras de poder más prominentes de nuestra sociedad.

La lucha de poder entre opresores y oprimidos es un tema integral de este mural y se representa de varias maneras. Dos símbolos específicos de poder, sin embargo, se destacan del resto: el sol y la luna. Se puede ver el sol radiando detrás de una gran llave dorada en la parte inferior central del mural, mientras que a la luna se le ve sostenida por dos mujeres de pecho desnudo en la celebración. Ippolito dijo que la inclusión de ambos es una declaración sobre la asociación entre el poder de la naturaleza y el poder de las mujeres.

“La tierra es un planeta de mujeres. Somos los ojos  las voces de la tierra y, sin embargo, nunca ha sido gobernada por una mujer. Siempre hemos tenido estos sistemas patriarcales, pero es hora de que las mujeres crezcan”, dijo.

El mismo acto de pintar este mural dio origen a una nueva unidad de empoderamiento femenino, personificada por varias de las mujeres reclutadas por Ippolito: “Cuando hablamos sobre la creación de un mural para mujeres, me inspiró la idea de que fueran mujeres quienes las pintaran, así que aunque hay algunos hombres en el Sindicato de Póster de San Francisco, estuvo predominado por mujeres”, explicó. “Con el deseo de incluir a más mujeres pintoras, comencé a buscar amigos con los que fui a SFAI, como Fernanda Parker, Adrianna Adams. Y luego comencé a preguntar a otras mujeres que solo conozco en la comunidad, como Sonia Molina y Yazmin Madriz. Entonces, terminamos siendo este colectivo de mujeres y cuando estábamos pintando, pensé que deberíamos ser la nueva generación de Mujeres Muralistas, tal vez nos llamaríamos Mujeres Muralistas X”.

Las originales Mujeres Muralistas a las que hace referencia Ippolito fue un colectivo de muralistas del Distrito de la Misión en la década de 1970 quienes se comprometieron a pintar representaciones de su cultura latina y chicana en toda la ciudad, desafiando un entorno dominado por los hombres.

Reflexionando sobre su viaje como muralista, desde el momento en que creó un mural en el callejón Balmy en 2012 titulado ‘Cambio de imagen de la Misión’, hasta ayudar a Daniel Galvez con su mural ‘Carnaval’, hasta el tiempo que pasó pintando en Palestina, Ippolito destacó lo crucial que es el arte para el movimiento por la justicia social y la igualdad: “Cuando empecé a darme cuenta de lo importante que es el arte en el movimiento, fue cuando me di cuenta de que no podía dejar de crear arte y tuve que seguir haciendo esto porque siento que realmente no hay ningún propósito para hacer arte, para mí, a menos que sea político. Es tan importante en este momento”.