El  pasado 18 de junio, el escritor mexicano-americano Brando Skyhorse se presentó en la librería Books Inc. de la calle Van Ness en San Francisco para promocionar su primera novela “The Madonnas of Echo Park”, un dramático relato acerca de los residentes de un vecindario de Los Ángeles que está cambiando rápidamente —parecido al cambio de la Misión— lugar de donde se obtiene el título del libro.

Skyhorse, en sus treintas, se sentó en un escritorio frente a una reducida y entusiasmada audiencia, portando una chaqueta de cuero negra y con una actitud relajada. Habló de sí mismo y de su inspiración para esta novela que la editorial Simon & Schuster publicó en junio.

Skyhorse nació y creció en Echo Park, adquiriendo un pasado tan interesante y pintoresco como el universo de Los Ángeles en su novela.

Hijo de padres mexicanos, Skyhorse habló acerca de cómo creció sin saber sobre su origen mexicano. Su apellido es el de su padrastro, que era de origen indígena norte-americano.

“Cuando yo tenía tres años mi padre mexicano me abandonó (…) y desde los tres años, hasta que tuve 12 ó 13, pensé que era indígena norte-americano, porque eso fue lo que me habían dicho”, explicó Skyhorse.

Su madre, comentó, se había reinventado a sí misma como indígena norte-americana.

“Ella nació con el nombre de María Theresa Bernaga y se convirtió en Running Dear Skyhorse. Ahora, si pudieras escoger entre ser María Teresa o Running Dear Skyhorse, ¿quién preferirías ser? Yo sé quién me gustaría ser. Se convirtió en algo de lo que nunca se hablaba porque pienso que ella estaba contenta con eso, el tener una mejor historia que contar”, señaló Skyhorse al referirse a su educación. “A mi madre le encantaba contar historias, y ésta era la mejor de todas. El hecho de ser la esposa de un importante radical de origen indígena norte-americano, compartir su mismo origen y tener un hijo llamado Brando Skyhorse. Lo que intento decir es que ¡ésta es una historia fenomenal!”

Cuando Skyhorse creció y descubrió que en realidad era de origen mexicano, su madre lo incitaba a mentir —y eso fue lo que exactamente hizo. Pocas fueron las veces en que reveló su verdadero origen étnico, y las veces en que lo hizo casi siempre se sentía culpable.

“Mi novia de preparatoria era vietnamita (…), y cuando se lo comenté me dejó”, dijo.

Skyhorse leyó el capítulo con la “Nota de Autor” de su libro. Antes de comenzar a leerlo, hizo referencia a la norma literaria, nunca escrita, que obliga al autor a ser totalmente veraz, y cómo decidió romperla.

En la nota, describe un desastroso incidente que tuvo lugar durante un baile de sexto grado con Aurora Esperanza —su linda compañera de clase de 12 años— con quien tuvo que bailar una canción de Madonna.

Su experiencia, llena de las torpezas relacionadas con la escuela secundaria, sonó muy familiar entre el público. La joven pareja nunca llegó a bailar.

En vez de ello, lo que pudo haber sido un momento de vergüenza se convirtió en un acto de crueldad y de odio contra sí mismo. Skyhorse, de 12 años e ignorante de su verdadero origen, se rehúsa a bailar con Aurora porque ella “es una mexicana”. Él le dice a todos sus compañeros la razón de su rechazo y esto hace que la chica se avergüence frente a toda la clase.

Al encontrarse de regreso en Echo Park, barrio en el que ambos crecieron, y luego de 25 años, Skyhorse la volvió a ver. Ambos bromearon acerca del incidente. Ella le dijo que comprendía el secreto de su madre, añadiendo, “¿por qué alguien en este país querría ser mexicano en tiempos como estos?”

Es una pregunta reveladora e poderosa para que el lector la analice. Aquí es el momento en que Skyhorse detuvo su lectura y comienzan las historias de Aurora Esperanza y de las otro ocho voces que aparecen en su novela. Allí, en el Echo Park de Skyhorse, todas estas vidas se conectan e interactuan con Aurora de distintas maneras —algunas sutilmente y otras de forma directa.

Estas nueve voces —tanto masculinas como femeninas— provienen de personas que generalmente son invisibles. Estas incluyen a una mujer de limpieza, un jornalero, un enojado chófer de autobús que se odia así mismo, un muchacho obsesionado con la música pop británica de los años 80, un viejo ‘cholo’ veterano —quienes se dan cuenta de que con el cambio que está experimentando Echo Park, las calles nunca les pertenecieron.

Inclusive, también se encuentra una abuela luchadora que tiene una riña con la Virgen María en una parada de autobús de Sunset Boulevard.

Lo que todos estos personajes tienen en común es que experimentan situaciones, que por virtud de sus identidades y experiencias como mexicano-americanos, son sometidos a pruebas donde se deben tomar decisiones difíciles que afectan sus vidas.

Skyhorse comenta que su inspiración tiene dos orígenes. El primero en la gente que conoció cuando vivía en Echo Park, tomando prestados elementos de aquí y de allá, sin que esto signifique una inspiración directa en la creación de alguno de sus personajes.

“La otra mitad es casi en su totalidad mi creación”, señaló.

A parte de la afición de su madre para relatar historias, Skyhorse también habló sobre la influencia de su abuela. Ella hablaba perfectamente el español y tenía un interés por la cultura latina.

“Ella era como la historiadora oficial y alcaldesa de Echo Park. Conocía a todo el mundo. Conocía toda la historia… y obtuve mucha información y mucho sabor de ella”, comentó.

Y es el sabor de la escritura de Skyhorse lo que trae a la vida los lugares y sonidos de Los Ángeles, y la gente que allí vive. Pero “The Madonnas of Echo Park” es realmente acerca de la identidad y la búsqueda por ser aceptado. La novela pregunta: ¿que significa ser mexicano-americano? Es una pregunta que es aún más relevante en el clima político de hoy día.

—Traducción Eduardo Alegrett