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A medida que el candidato presidencial por el partido republicano ha prometido en voz alta y en repetidas ocasiones —eso y otras cosas— construir un muro a lo largo de la frontera sur de los EEUU para mantener a los inmigrantes mexicanos fuera, un artista del área de la bahía contrató a dos inmigrantes mexicanos para construir de igual forma un muro —de piñatas— para unir a la gente y denunciar el odio, ladrillo por ladrillo.

Durante la recepción de apertura de ‘We are against the wall’ (‘Estamos en contra del muro’), las personas se dieron cita en la Southern Exposure, una galería de arte no lucrativa ubicada en las calles 20 y Alabama en el Distrito de la Misión.

La artista Sita Bhaumik presentó el 9 de septiembre su proyecto muro de piñata, que se compone de cerca de cuatrocientos ladrillos de piñatas de ocho pies de alto y 11 de ancho.

Bhaumik encargó a Víctor Martínez y Francisco ‘Paco’ León, propietarios de Piñatas Las Morenitas Martínez en Oakland, los ladrillos de piñatas para el proyecto.

“Como todos sabemos, este periodo electoral ha sido realmente espantoso e increíble”, dijo Bhaumik. “Este tema de la inmigración, que siempre es un tema de discusión en la política estadounidense, acaba de dar este giro desagradable y doloroso. Así que pensé en mi responsabilidad como artista para abordarlo en una exhibición justo antes de las elecciones”.

Bhaumik lanzó primero la idea a su curadora Michele Carlson el año pasado. Pero a medida que el muro tomó impulso —y conforme el candidato lo continúo haciendo— el proyecto de Bhaumik fue adquiriendo cada vez más relevancia.

“Para mí, el hecho de que se trate de una propuesta es lo más aterrador, porque es una idea”, explica Bhaumik. “Y la gente la está siguiendo. Es un grito de guerra para la gente que se entusiasma con ello. Pero entusiasmarse, ¿de qué? Lo que significan estas cosas —para mí— es racismo, odio, xenofobia y la división de las personas”.

Aunque el proyecto artístico es una referencia obvia al muro fronterizo entre los EEUU y México, Bhaumik también se inspiró en el Muro de Berlín y en el más reciente, la barrera israelí de Cisjordania (a menudo referido como el ‘Muro del Apartheid’) que separa a los palestinos.

Sin embargo, hay una razón por la Bhaumik eligió específicamente las piñatas: la madre de Bhaumik, que es japonesa-colombiana, le dijo que en Colombia, en Navidad, se rompen piñatas de cerámica de siete picos, como símbolo de destrucción de los ‘siete pecados capitales’.

“Así que para mí, el muro es como un octavo pecado capital”, dijo Bhaumik. “Siempre me ha parecido extraño amar algo tanto como para hacer una piñata de ello y luego querer destrozarlo. Y más si se supone que realmente representa el mal. Y romper la piñata representa el rechazo del mal”.

Fue la profesión de fabricar piñatas la que Martínez, originario de Zacoalco de Torres, Jalisco, México, encontró como la manera de mantener a su familia. Siempre interesado en expresar su creatividad al trabajar con las manos, Martínez comenzó a hacer piñatas en México en 2004. Emigró a los EEUU en 2006, donde por un período de diez años trabajó en la construcción.

Fue allí, en la construcción, donde conocería a otro inmigrante mexicano, Francisco León, que se convertiría en su socio y amigo cercano. Los dos abrieron su tienda de piñatas en Oakland hace un año y desde entonces, ya no trabajan en la construcción.

“Decidí participar en este proyecto porque, además de promover nuestro negocio, queremos hacer conciencia en las personas”, dijo Martínez. “Para que no voten y sigan las ideas de una persona cuyo mensaje se basa en el racismo”.

León estuvo de acuerdo.

“Esto nos afecta a muchos latinos. En lo personal, estoy en contra del muro. Es por eso que estamos muy contentos de estar involucrados y ayudar con este proyecto”, dijo León, quien es oriundo de Puebla. “Lo que creo que Sita está haciendo es crear conciencia, pero al mismo tiempo, es algo divertido y algo donde la gente puede liberar la ira”.

Las personas que asistan a la ceremonia de clausura a la Southern Exposure tendrán la oportunidad de descargar su ira el 15 de octubre, cuando los asistentes puedan golpear el muro piñata hasta derrumbarla.

“Existen para ser destruidas. Usted no compra una piñata para aferrarse a ella durante 20, 30 o 100 años. Usted la compra para destruirla”, dijo Bhaumik. “Y para mí la única razón para construir un muro es destruirlo. Y qué mejor si es en forma de piñata”.