Una instalación de arte, que exhibe el tronco partido de un árbol cubierto con 50 mil colillas de cigarrillo desechadas, a cargo de Cristóbal Valecillos, forma parte de la campaña #NoMasButts. La campaña intenta concientizar sobre el impacto negativo que la industria tabacalera produce al medio ambiente. Foto: Arturo García Jr.

Una masa pesada, compuesta por pálidos restos amarillo marrón —50 mil colillas de cigarrillo desechadas, cubriendo una tonelada de madera prensada con forma de tronco de árbol caíd— con dificultad pasó desapercibida por los transeúntes.

Ese precisamente era el plan de Cristóbal Valecillos.

“Cuando me enteré de que cada año se talan miles de millones de árboles para fabricar cigarrillos, la noticia me caló bien hondo”, dijo Valecillos, un artista multimedia nacido en Venezuela y radicado en Los Ángeles, quien creó una escultura inmensa para la campaña #NoMasButts del Departamento de Salud Pública de California (CDPH, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es exponer el impacto del tabaco en el medio ambiente.

Según la campaña, en muchos países en vías de desarrollo se quema la madera de los árboles para curar el tabaco que se usa en los cigarrillos, y se estima que en estos países en vías de desarrollo se requiere talar un árbol para fabricar 300 cigarrillos.

Además del problema de la deforestación, en los EEUU cada año se desechan alrededor de 135 miles de mi-llones de libras de colillas de cigarros no biodegradables, según el CDPH.

“Esto es una locura”, dijo Valecillos.

El Departamento de Salud Pública del Condado de Alameda se ha unido a la campaña y conseguido el apoyo de grupos medioambientalistas locales como Save the Bay.

“Éstos son basura plástica tóxica que está entrando a la Bahía”, dijo Beckie Zi-sser, directora de la campaña para políticas sobre el cambio climático de Save the Bay. “La gente simplemente no sabe, no piensa en esto. Todos piensan que las colillas se biodegradarán, nadie piensa que se convertirán en un problema para el agua, pero sabemos que ahí se quedan durante años y que son tóxicas”.

Durante el Día de Limpieza de la Franja Costera del año pasado, voluntarios reco-gieron 294,099 cigarrillos y filtros de ciga-rrillos a lo largo de la costa de California, lo que equivale a 110 libras de desechos de cigarrillos. Zisser señaló que en los últimos veinte años, las colillas de cigarrillos constituyen aproximadamente un 40% de toda la basura que se recoge durante esos días de limpieza.

Zisser atribuye estas cifras alarmantes a las prohibiciones sobre el cigarro que obligan a los consumidores a fumar en el exterior, lo cual tiene como resultado final que la basura de los cigarrillos se filtre en la bahía. Actualmente Zisser trabaja como defensora para establecer decretos que pongan restricciones firmes para fumar en los exteriores, lo cual, como Zisser sugiere, facilitaría las limpiezas.

“Esto constituye un problema tremendo para el medio ambiente”, dijo Zisser. “El arte de Cristóbal es una representación fantástica del problema con el que estamos lidiando y de su impacto en el medio ambiente”.

Valecillos, de 46 años de edad, debutó con su escultura de cigarrillos el año pasado en Los Ángeles, pero su obra no siempre fue valorada. Nacido en un pueblo pequeño cerca de Barquisimeto, Venezuela, los padres de Valecillos trataron de quitarle la idea de ser un artista, pues preferían que fuera doctor o abogado, como sus hermanos.

“Tuve que luchar por mi arte porque mi familia estaba completamente en contra”, dijo Valecillos. “Lo llevo en mi ADN, en mi corazón. Siempre he sido un luchador. Y los proyectos como este me dan la oportunidad de hacer algo bueno”.

Hoy su familia admira su arte. Valeci-llos tiene sobrinos también artistas, mientras que él ha expuesto su obra en Europa, Suramérica y en los EEUU.

Para el caso de la pieza de #NoMasButts, pensó en su planeta y sus dos hijos.

“No entiendo cómo la avaricia puede hacer que una persona o una corporación sean tan egoístas”, dijo “y que solo les importe tener más dinero sin preocuparse por el planeta y por aquellos a quienes dejan atrás”.

— Traducción por Sandra Valmaña Lastres