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Siempre me he sentido especial por ser hija de un inmigrante. Por ello, siento como si tuviera un súper poder corriendo por mi sangre: el poder para adaptarse, soportar y salir adelante. Recientemente, he pensado en lo importante que es comprender la experiencia de un inmigrante de otra cultura, o la experiencia de alguien que es también hija de inmigrantes.

Siempre me he sentido intrigada por la cultura portuguesa. “Si sabes español, entonces serás capaz de captar rápidamente el portugués”, me dice Andrea de Francisco. Andrea es propietaria y fundadora de un café de inspiración portuguesa en Outer Mission, el Cafe St. Jorge.

La primera vez que supe de ella fue cuando un día publicó en Facebook: “Mi café no estaría aquí si no fuera por los inmigrantes, mis padres huyeron de la guerra civil en busca de una vida mejor”. Esa publicación fue en respuesta al reciente veto que Donald Trump emitió prohibiendo el acceso al país a viajeros de siete países mayoritariamente musulmanes (veto que luego sería rechazado por los tribunales, pero después fue reeditado para incluir a inmigrantes de seis de esos siete países).

La historia familiar de Andrea se remonta a la inmigración: su familia se encontraba entre una gran ola de portugueses que se trasladaron a Angola, África, desde las islas Azores en los años 60. Durante ese tiempo, Angola fue una colonia portuguesa y ofreció más oportunidades que las islas. Pero después de la formación del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), sus fuerzas se enfrentaron con frecuencia al ejército portugués. La lucha por la independencia de Angola obligó a muchos a huir.

“Mi madre vino a los EEUU en 1975, enseguida mi padre en 1979”, dijo Andrea, describiendo con admiración el espíritu emprendedor de su familia. “Cuando mi mamá vino a los EEUU, encontró trabajo de inmediato y tuvo varios trabajos a lo largo de los años para apoyar a la familia. Ella es como un camaleón: siempre adaptándose y haciendo que funcione”.

El padre de Andrea tenía una fascinación con los diamantes, por lo que iniciaría junto con su madre un negocio llamado Francisco Diamond Imports Store.

“Mis padres ya no están juntos, pero siempre he tenido ejemplos de lo que significa tener una buena ética en el trabajo”, dijo Andrea. “Por eso, cuando abría mi cafetería, no tuve tiempo de asustarme. Sólo trabajé”.

Esta energía sin temor es lo que la motivó a abrir Cafe St. Jorge en 2013 y reproducir una pieza de Portugal en San Francisco. Aunque ella es nativa de esta ciudad, viajó hacia la isla de San Jorge toda su vida. Cuando le pregunté por qué le gusta de Portugal, describe el estilo de vida tranquilo, las playas y, por supuesto, el pan.

“Puedes conseguir ‘papo secos’ (pan seco) frescos, cada mañana, por 10 centavos”, dijo. “Hay algo realmente especial en el pan en Portugal”.

Hacer feliz a la gente por medio de la comida y la bebida es una pasión de Andrea, y su cultura ha influido en esa pasión. “Los portugueses aman cuidar a la gente a través de la comida y la bebida. Somos el tipo de personas que constantemente quieren alimentarte”.

En el Café St. Jorge pruebo la tosta de queijo (una especie de queso asado) y termino enamorándome de su queso topo.

También probé una rebanada de pastel de mermelada de fresa, que es una receta original de la abuela de 93 años de Andrea. Sus recetas para productos horneados son todos originales y hechos desde cero. Ella me dice que otro sueño suyo es crear un libro de cocina con su historia familiar y recetas. Andrea ahora es madre y quiere que su hija de nueve meses, Ana María, tenga algo que pueda transmitirle.

Esto es lo que obtienes cuando hablas con Andrea. Alguien increíblemente fuerte y apasionada por lo que hace. Y que cree en sí misma.

Es refrescante hablar con otra mujer que tiene un deseo tan profundo de conectarse con su cultura. Aprendí lo que pensé que podría ser cierto: si eres latina o portugués, nosotros, la segunda generación de esas culturas, tenemos algo extra especial. Las historias de nuestras familias han influido en la forma en que nos acercamos al mundo, y en el caso de Andrea, es agarrar al toro por los cuernos. Estoy segura de que ella tiene un súper poder corriendo por su sangre también.

“Creo que es realmente importante que aprendamos sobre otras culturas e intentemos conectarnos con ella de la manera que podamos”, dijo Andrea.

No podría estar más de acuerdo.