La acuarela por Julio Cesar Morales, de un niño dentro de una piñata de Shrek, demuestra un verdadero método de cómo algunos inmigrantes tratan de cruzar la frontera a los EE.UU. Photo Mabel Jiménez

Fuera de todo entorno tradicional que caracteriza a una exposición artística, cada tres meses, las risas alegres y discusiones animadas sobre arte llenan los pasillos del Bethany Center Senior Residence Housing.

El 20 de septiembre pasado, los residentes de este centro se reunieron con artistas y otros miembros de la comunidad para hablar de arte, cultura y política en lo que fue la octava exhibición del centro Ruth’s Table, titulada Finos detalles.

“El que jóvenes artistas muestren su trabajo aquí, permite involucrar y ayudar a los ancianos a ver la vida de una manera diferente, ya que les permite saber que los más jóvenes están interesados en ellos”, dijo Jerry Brown, director ejecutivo del Bethany Center. “[Los mayores] aprecian la energía, así como las conversaciones intergeneracionales que ocurren”.

Hace tres años, una vez desocupada, la planta baja de este complejo para personas mayores, ubicado en el Distrito de la Misión de San Francisco, se transformó en el ‘Ruth´s Table’, un espacio de encuentro creativo que derivó su nombre de una mesa robusta de madera que la artista famosa Ruth Asawa donara a este centro.

Resulta un símbolo, por su similitud con la misión del centro, que busca fomentar la expresión artística conectando a los residentes mayores con la comunidad, esa mesa que, mientras estuvo en la casa de Asawa, reuniera alguna vez a artistas, poetas y miembros de la comunidad, incluso al alcalde, dijo Lola Fraknoi, directora de los programas para la comunidad del Bethany Center.

“Ruth cuestionó la idea de que los poetas permanecieran con los poetas y los adultos mayores con los adultos mayores. Ella estaba convencida, y lo mismo se pretende establecer aquí, de la idea de que los artistas y las personas de todas las edades pueden colaborar juntos en la creación de proyectos”, dijo Fraknoi.

“Tenemos generaciones diferentes reuniéndose—y la mesa es representativa de esa unión. Siempre está al centro, como un espacio de convergencia para todas las personas”.

Con el montaje de exposiciones vanguardistas y talleres, así como con la promoción del ejercicio, la música y programas de arte, el Ruth´s Table renueva sus exposiciones cada tres meses, como un esfuerzo para representar la cultura de los residentes y crear un sentido de comunidad a través del arte, según Fraknoi .

En correspondencia con el mes de la herencia hispana, la exposición de arte de este jueves presentó la obra de nueve artistas prometedores del Área de la Bahía que ofrecen novedosas instalaciones, intrincadas pinturas y serigrafías, desafiando toda percepción preconcebida de arte, generación o cultura.

Aun cuando la obra de cada artista resulta tan diversa como lo puede ser la audiencia asistente, el hilo común y el tema subyacente de la exhibición fue la celebración del arte hecho a mano y su papel tradicional en América Latina.

“Me gustó la idea de que en América Latina exista una tradición de los objetos hechos a mano”, dijo Juan Luna-Avin, artista multidisciplinario y curador de exposiciones, quien explica cómo el título Finos detalles remite al nombre de una tienda de muebles restaurados que en una ocasión encontró en un libro. Al respecto, agrega: “Siempre pensé que era un título atractivo y un poco ridículo”.

Almohadas hechas a mano por la artista Angélica Muro acerca de los personajes que frecuentan Club Lido en San José, un lugar con una mezcla de latín, vietnamita, y los clientes transgénero. Photo Mabel Jiménez

Entre una instalación de cintas de caset oxidadas y muñecos transexuales hechos a mano —el artista mexicano Julio César Morales presentó una de las piezas más sutiles de la noche.

Su acuarela suave sobre lienzo representa a un niño disfrazado del personaje de Disney ‘Shrek’. Esta ilustración, sin buscar pretensión alguna, mas sí entre cómica y real, resulta un comentario mordaz sobre la inmigración ilegal.

“Este dibujo representa los intentos de cruzar hacia los Estados Unidos”, dijo Morales, acerca de su ilustración ‘Intervenciones Indocumentados # 18’, en la que exhibe a un niño en una piñata de tamaño real, la cual forma parte de una serie continua de pinturas que documentan el tráfico humano que ocurre en la frontera de México-EEUU. “Para mi, las acuarelas son suaves y hermosas, por eso quise crear una ilustración que neutralizara esa áspera realidad”.
Morales, originario de Tijuana, dijo que su trabajo está muy influenciado por “el arte tradicional mexicano”.

“Creo que la temática de la exposición realmente se refleja en las piezas elegidas esta noche—que todo realmente tiene una calidad artesanal que requiere de la imperfección, porque la mano es imperfecta”, añadió.

La imperfección y la artesanía, junto con una dosis de humor, también fue un tema prominente en la obra mostrada por la artista de Oakland, Angélica Muro.
Muro mostró seis muñecos hechos a mano basados ​​en los personajes que frecuentan un club en el centro de San José, llamado Club Lido.

“Lo que me pareció realmente fascinante de este club es cómo se entrelazan las culturas marginadas”, dijo el Muro, quien describe a este lugar por la cabida que da a una inesperada mezcla de clientes latinos y vietnamitas, junto a una cultura latina transgénero y una escena punk industrial. “Trasciende toda cultura, género, identidad sexual, raza y clase”.

Inspirada en sus observaciones y excursiones infantiles a los mercados de pulgas, así como en la tradición de muñecas artesanales en América Latina, Muro utilizó “elementos encontrados”—telas y materiales con los que ya contaba—para crear sus muñecas.

“Hice dibujos y los trasladé a las telas con un adhesivo térmico; sobre algunos de ellos apliqué una hoja de oro y un reborde ”, explicó la artista. “Quise que se pudiera ver la costura, porque parte de su belleza está en la imperfección— y en cómo esa imperfección se entrelaza y se muestra”.

Para muchos de los participantes, los comentarios sobre el arte exhibido bastaron para animarlos a volver y apreciar la próxima exposición.

“Lo que me gusta de estos artistas es que proporcionan vida a lo que comúnmente sería una monótona residencia para adultos mayores” dijo el participante Bob Temple. Este hombre de ochenta y cinco años no habita en el Bethany Center, sin embargo, dice venir a cada exposición de arte. “Ha sido un trabajo muy destacable el que ellos han estado haciendo aquí”.

—Traducción Laura Waxmann