La familia de Zayas, Jesus Suarez (padrastro), Elvira Zayas, (madre) y Alex Rivas (hermano) apoyan a Elvira afuera del Palacio de Justicia en 850 Bryant St. en en día de su audiencia, el 24 de septiembre, 2012. Photo Brenda Lopez

Después de una intensa presión por parte de la comunidad, la joven de 19 años de edad, Elvira Zayas, habitante de la Misión, fue liberada el pasado 25 de septiembre, con una fianza de $1 millón, después de ser encarcelada durante casi un mes.

Ella, junto con otros dos jóvenes, fue acusada de agredir a un testigo, y por supuesta participación en una pandilla. Los cargos podrían haber resultado en una sentencia de por lo menos siete años en prisión.

Conforme al testimonio de la presunta víctima y policías del SFPD en una audiencia preliminar, dos jóvenes presuntamente asaltaron a otro hombre el 29 de agosto en las calles 22 y Shotwell después de preguntarle si era un “sureño”.

Los dos hombres huyeron al ver que la presunta víctima tomaba su teléfono, le dijieron que cuelgue , ya sea antes o como se procedió a huir. La víctima siguió a uno de ellos hasta una casa de la cual salió una joven que luego lo agredió.

Una patrulla de policía iba pasando cuando la víctima la detuvo para narrarle el incidente. El oficial John Cathey arrestó a dos sospechosos identificados por la presunta víctima, siendo la tercera persona detenida por separado.

“Estamos aquí con nuestros carteles pidiendo que liberen a Elvira Zayas … mantengan a las familias de inmigrantes unidas”, dijo Erika Céspedes, una activista de la comunidad, durante un mitin realizado el pasado 20 de septiembre afuera del 850 de la calle Bryant. “Es injusto. Este es un caso de discriminación racial. Es lo que sucede cuando los mandatos judiciales en contra de las pandillas y la vigilancia policiaca están en nuestras comunidades”, dijo Céspedes.

El interrogatorio a los testigos por parte de la fiscalía durante la audiencia preliminar que duró cuatro días puso presión a las esperanzas de los partidarios. Se podía ver a los abogados tranquilizar a sus familiares, y constatando el cuidado que se debía tener por lo delicado del caso.
Después del segundo día de interrogatorio, la presunta víctima mostraba signos de cansancio “Quiero retirar los cargos. Quiero dejar esto”, dijo.

“Sólo quiero que la policía me deje en paz. Quiero que me dejen en paz y sólo quiero seguir con mi vida”. Sin embargo, el juez Raymond Arata no permitió al abogado defensor preguntar si la víctima sentía la presión a la hora de declarar por parte de la oficina del fiscal de distrito o de la policía de San Francisco.

“No es común que una persona en la posición de Elvira cuente con la fuerza de toda una comunidad respaldándola”, dijo Autumn Paine, abogado defensor de Elvira. “No es sólo una lección para los asistentes sobre cómo funciona nuestro sistema de justicia, sino que también esto hará que el tribunal y el fiscal sepan que la comunidad está observándolos”.

El apoyo comunitario fue enorme desde que sucedió el arresto. Un perfil de Facebook creado por los organizadores y amigos de Zayas extendió rápidamente la noticia del incidente, atrayendo a más de 200 personas. Los partidarios recaudaron cerca de $6,000 para cubrir los gastos legales de Zayas.

La liberación de Elvira es un alivio para las muchas personas que la acompañaron durante su encarcelamiento. Los jóvenes, muchos de los cuales conocieron a Elvira en diferentes organizaciones comunitarias, planean continuar con proyectos de recaudación de fondos y actividades cuyo propósito sea el sensibilizar al público sobre las duras sentencias que afrontan los jóvenes de color en estas circunstancias.

La próxima comparecencia de Zayas ante el tribunal se celebrará el 9 de octubre. “Siento que esta es una gran victoria, aunque todavía nos queda mucho trabajo por hacer para preparar el caso”, dijo Paine.

—Traducción Alfonso Aguirre