Manifestantes protestan durante una presentación en San Francisco el 8 de junio en la que se promovieron las Ciudades Modelo en Honduras. Foto Alexis Terrazas

La hondureña Zenaida Velásquez, que huyó de su tierra hace 31 años y ahora vive en San José, tiene mucho por qué luchar.

Su hermano mayor, Ángel Mandfredo, un activista, fue secuestrado y desaparecido por los escuadrones de muerte hondureños el 12 de septiembre de 1981. Su hermana menor, Ilse Ivania, también activista, murió durante una protesta en 2011 contra el régimen del entonces presidente, Porfirio Lobo.

“Eso es lo que me mueve”, dijo Velásquez. “Y cuando se trata de mi gente, de mis compatriotas, de mi país, no puedo quedarme de brazos cruzados”.

Velásquez era una de las docenas de ­­manifestantes que se reunieron el 8 de junio afuera de 44 Tehama Street para protestar en contra de un ­­­panel para el programa de Zonas para Empleo y Desarrollo Económico (ZEDEs), conocido en honduras como ‘Ciudades Modelos’

Estas supuestas ‘ciudades modelos’ fueron aprobadas a primera por el congreso Hondureño en 2011. Están desarrolladas en áreas protegidas habitadas por indígenas. La meta de estas ciudades es atraer a extranjeros ricos con la promesa de un paraíso tropical donde las leyes hondureñas no son vigentes.

En 2012 la Corte Suprema de Honduras declaró que las ciudades modelos son inconstitucional. Pero en el 2013, bajo el nuevo presidente Juan Orlando Hernández y una nueva Corte,la legislación fue aprobada renombrando a las ciudades modelos como ZEDEs.

El panel del evento titulado “Una opción para Honduras –Creando Zonas de Desarrollo Económico y Empleo” fue presentado por el Instituto Seasteading y el Instituto Independiente, y direccionado a inversionistas del Área de la Bahía.

“Honduras ha pasado la legislación más audaz que cualquier otro país en la historia reciente”, fue como describieron el evento en su página Eventbrite. “Las Zonas de Desarrollo Económico y Empleo (ZEDEs) serán desarrolladas con sistemas de gobierno completamente nuevos, creando un mercado de diferentes gobiernos compitiendo por atraer a residentes”.

La hondureña Zenaida Velásquez (izquierda), dejó su país hace 31 años para establecerse en San José. El 8 de junio, participó de la protesta contra la construcción de las Ciudades Modelo en Honduras. Foto Alexis Terrazas

Pero los manifestantes ven una situación muy diferente.

“Quizás la teoría en sí es buena”, dijo Marleni Quinteros que huyó de Honduras hace 19 años. “Pero dado el sistema en el que vive Honduras —un país corrupto con gobernadores corruptos en el que el ciudadano no vale nada— vemos que ese modelo no funcionaría. Sería robarle los pedacitos de tierra que tiene el pueblo… que tiene para cultivar y vivir”.

Los manifestantes dicen que los Garífuna, descendientes de Africanos occidentales, Caribeños y indígenas Arawak, serán un grupo víctima del desalojo.

El activista Porfirio Quintano dice que los locales más atractivos para las ZEDEs se encuentran por las costas Hondureñas—en el Golfo de Fonseca compartiendo el Océano Pacífico y corriendo el Atlántico, donde los Garífuna viven.

Los que apoyan las ZEDEs insisten en que el modelo de negocios ayudará a que Honduras, pese a su pobreza y la tasa de homicidios más alta del mundo, salga de la destitución.

“Es una forma diferente de pensar. Lo que piensas es ‘Mientras haya negocio, todo saldrá bien. Si el negocio está ahí, creará empleos y favorecerá la economía. Todo eso permeará y hará la vida mejor’. Y en verdad lo creen”, dijo la manifestante Kathleen Densmore. “Con estas situaciones, todas las ganancias van primero para as elites, sin importar el país”.

El Presidente Hernández originalmente iba a ser un orador invitado pero los planes cambiaron luego de que protestas masivas contra su régimen comenzaron a inicios, de mes siguiendo la revelación hecha por el presidente de que su campaña presidencial recibió recursos financieros relacionados a un escándalo de malversación.

 Traducción Carlos Cabrera-Lomeli